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sábado, 1 de septiembre de 2012


 ISLA DE COIBA. DISFRUTANDO A PLACER DE LA FAUNA MARINA


Algunos habitantes de las aguas de Coiba. De izquierda a derecha y de arriba abajo: Carcharhinus albimarginatus, Heniochus sp., Diodon holocanthus, Gymnothorax flavimarginatus, Pentaceraster cumingi, Pulpo sin identificar.



Veinte metros de profundidad bajo la superficie del mar.
“Volamos” sobre el lecho marino rocoso, totalmente rodeados de cientos -quizá miles- de peces de todas las formas, tamaños y colores imaginables. La visibilidad es buena y el agua está templada en este rincón del Océano Pacífico. 
Tiburón de arrecife de puntas blancas
Doblamos un recodo entre las piedras y bajo nosotros, en una playa de arena, aparecen nueve tiburones de arrecife de puntas blancas (Carcharhinus albimarginatus) que descansan tranquilamente posados en el fondo. Al ver que nos acercamos, varios de ellos se levantan y cambian de posición, nadando entre nosotros. La excitación aumenta entre los seis buzos que formamos parte de la inmersión, pues aunque ya habíamos visto algún tiburón suelto antes, es la primera buena concentración de escualos de hoy. Cuando se alejan,  seguimos adelante y, al doblar otra esquina, aparece ante nosotros una tortuga verde (Chelonia mydas), también descansando sobre la arena. Se levanta debido a la proximidad del encuentro y nada hacia el azul, perdiéndose en la distancia.

Pez sapo
Nosotros continuamos nuestro camino, y para rematar la inmersión, encontramos un par de peces sapo (Antennarius commerson) amarillos camuflados en sendos corales. Este pez tiene la particularidad de tener las aletas pectorales convertidas en cuatro patas, con las que camina para desplazarse por el fondo marino. También tiene una gran capacidad de mimetizarse con el medio que le rodea, pudiendo cambiar su color en pocos días para adaptarse al entorno. 
Este pez, también llamado ranisapo, es un depredador, pero no persigue a sus presas, sino que las espera emboscado y las atrae mediante el movimiento de un señuelo que posee en la cabeza, sobre su boca, y que mueve como si se tratase de una caña de pescar. Cuando su presa está lo suficientemente cerca, abre su boca de forma exagerada y lo succiona en milésimas de segundo, siendo la especie más rápida del mundo capturando y engullendo su comida.

Tres langostas
El anterior relato es la narración de parte de la última de tres inmersiones realizadas en los alrededores del Parque Nacional de la Isla de Coiba el día 12 de agosto. Además de las especies ya comentadas, pudimos observar miles de peces, pertenecientes a cientos de especies de más de treinta familias diferentes. Entre ellas, fue destacable la presencia de algunos peces de gran tamaño, como meros (Cephalopholis panamensis y otros), barracudas (Sphiraena sp.) o jureles de los géneros Zanclus (Z. cornutus) y Caranx (C. sexfasciatus, C. melampygus), de los cuales vimos un cardumen como punto final de nuestra segunda inmersión de alrededor de 500 individuos alimentándose en la arena bajo nosotros. 

Muraena lentiginosa
También destacaron por su número y variedad las especies de peces mariposa (Chaetodontidae), ángel (Pomacantidae), loros (Scaridae y Labridae), morenas (Gymnothorax flavimarginatus, Muraena lentiginosa, Echidna nebulosa), langostas (Panulirus gracilis), pulpos (Octopus sp.), peces globo (Ostracion meleagris, Arothon meleagris, A. hispidus, Diodon holocanthus), peces gatillo (Balistidae), rascacios (Scorpaena mystes), trompetas (Aulostomus chilensis) y muchas otras como la raya Myliobatis californica. Aunque la diversidad de corales no es tan alta como en el Atlántico (por ejemplo, Bocas del Toro), pudimos ver varias especies, así como algunas esponjas, gorgonias, estrellas de mar y nudibranquios.

Pulpo

La verdad es que las inmersiones en esta reserva marina son espectaculares, aunque al principio nosotros esperábamos algo más debido a las referencias que teníamos (Coiba recibe el nombre entre los buceadores de las Galápagos de Panamá), al hacer un recuento de lo observado comprobamos que mereció la pena venir hasta aquí y salirnos un poco del presupuesto para bucear en estas aguas.



Iguana verde con un zopilote (Coragyps atratus)
Por si la diversidad de especies y la gran cantidad de individuos de peces observadas bajo el mar fuera poco, pudimos completar el día con la visión de otros grupos faunísticos. En la corta parada que hicimos en la Isla de Coiba, tuvimos la oportunidad de ver un cocodrilo (Crocodylus acutus) de buen tamaño, iguanas verdes (Iguana iguana) y Agutí de Coiba (Dasyprocta coibae). Entre las aves también pudimos añadir alguna especie nueva a nuestra lista, como la tiñosa negra (Anous minutus) o el piquero de patas azules (Sula nebouxii), que compartían roca con el piquero pardo (Sula leucogaster).

También aparecieron los cetáceos, representados por los delfines de nariz de botella (Tursiups truncatus) y, lo más esperado por nosotros, las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae), que se hicieron de rogar tanto que ya pensábamos que no haríamos una buena observación de este gigante del mar. Durante todo el trayecto en lancha desde Santa Catalina hasta la zona de buceo (alrededor de hora y media), peinamos la superficie marina constantemente en busca de alguna señal de la presencia de las ballenas, que en estas fechas crían a sus ballenatos tras haber dado a luz en estas aguas más templadas. Vemos unos pocos saltos a mucha distancia, que nos dejan con ganas de más. Más tarde, entre dos inmersiones y mientras cambiábamos de zona de buceo, divisamos chorros, también muy lejos. La sorpresa surgió cuando volvíamos hacia tierra. Ya llevábamos casi una hora de camino y ya no teníamos muchas esperanzas de mejorar esas observaciones, cuando vemos salpicaduras a no mucha distancia del barco. ¡Ahí están! Al menos una hembra con su pequeño a unos 250 metros de nuestra embarcación. Apagamos los motores y nos quedamos a disfrutar del espectáculo. Vemos soplidos, lomos y sobre todo golpes de aleta sobre la superficie del mar durante los siguientes quince minutos antes de que desaparezcan. Arrancamos el motor y continuamos. Entonces, aparece la ballena adulta y da un salto impresionante a menos de 70 metros de nuestra embarcación, sacando tres cuartas partes de su cuerpo fuera del agua, para continuar golpeando el mar con las aletas a modo de despedida. Justo a tiempo, porque unos minutos más tarde, el cielo se oscurece totalmente, comienza a llover y una niebla baja se instala a nuestro alrededor, no dejándonos ver muy lejos.

Gran final para un gran día, repleto de emocionantes encuentros marinos en el entorno de la hermosa Isla de Coiba, hoy Parque Nacional, pero durante casi un siglo y hasta 2004 antigua penitenciaria en la que se daban cita los más peligrosos criminales del país, y sobre la que abundan las historias de torturas y otras atrocidades infringidas a los presos y a los desaparecidos políticos durante los regímenes de los dictadores Omar Torrijos y Manuel Noriega.

Una parada entre inmersiones

Mientras nosotros buceábamos, Sahara se quedó al cuidado de Sara, una empleada de nuestro alojamiento, que tiene un hijo de su misma edad llamado Isaí. Jugaron juntos, vieron dibujos y se hicieron muy amigos, tanto que al día siguiente nosotros nos encargamos de ellos durante unas horas y los llevamos a bañarse al río antes de irnos de Santa Catalina, nuestro cuartel general.

Tengo que decir que para llegar hasta aquí desde la Ciudad de Panamá, tuvimos que hacer tres o cuatro horas de autobús hasta Soná, donde dormimos y otras dos horas hasta nuestro destino. Para salir, tenemos que coger tres buses (Santa Catalina-Soná, 2 horas; Soná-Santiago, 1 hora; Santiago-David, 3 horas) hasta David, donde paramos un par de noches para que me recupere, pues durante el viaje me ha subido la fiebre, probablemente debido al sol recibido durante todo el día de ayer y a la bajada de temperatura y el frío soportado durante la tormenta de vuelta a tierra en el barco de buceo.
Desde aquí volveremos a Costa Rica, en dirección al Parque Nacional Corcovado, aunque antes haremos alguna paradita….

(Las fotos submarinas son cortesía de Paul y Kirstie, dos buceadores con los que compartimos las inmersiones de la jornada. ¡Gracias por prestárnoslas!).

Haciendo equilibrios

Disfrutando del río juntos
                                         Saltos:


                               "Trabajo" en equipo:





Islotes pertenecientes al Parque Nacional Isla de Coiba


Iguana verde
Pez globo Arothron meleagris

Echidna nebulosa

Muraena lentiginosa

Acanthaster planci

                                          Vídeos de las ballenas jorobadas:


                                                  


martes, 3 de julio de 2012


BUCEO Y MÁS EN BOCAS DEL TORO, PANAMÁ



Panorámica de nuestra terraza privada en la isla de Bastimento


Seguimos en el caribe, esta vez en Panamá, en el archipiélago de Bocas del Toro. Para llegar aquí desde Manzanillo, volvemos a los periplos de varias horas en transporte público. Esta vez fueron ni más ni menos que cuatro autobuses (Manzanillo-Puerto Viejo-Sixaola-Changuinola-Almirante) y una lancha (Almirante-Isla Colón), además de la realización de los trámites aduaneros en ambas fronteras.

De la misma forma que para entrar en Costa Rica, necesitamos un billete de salida del país, inconveniente que solucionamos con otra reserva falsa de avión y todos tan contentos (supongo que tendremos que volver a hacer esto unas cuantas veces más durante el viaje, así que hay que ir acostumbrándose)...¡ya entramos en Panamá!!

Aunque salimos con calma por la mañana después de dormir en la playa de Manzanillo, todo esto nos lleva más tiempo del esperado y pillamos por los pelos la última lancha del día  a las 18:00 para llegar a nuestro destino en las islas de Bocas del Toro, habitadas en su mayoría por afrocaribeños descendientes de los jamaicanos traídos aquí para trabajar como jornaleros en la industria platanera de hace algo más de un siglo, junto con algunos indígenas bribrí, y unos pocos de sangre china.

Al llegar, buscamos un alojamiento y nos instalamos para un par de noches en Isla Colón. Dedicamos el día siguiente a comparar precios en los centros de buceo e informarnos sobre los mejores lugares de inmersión y, debido a una casualidad del destino, conseguimos una rebaja del 25% para sumergirnos en dos de los mejores sitios de todo el archipiélago y buceamos al mismo precio que en nuestro club de Fuerteventura, toda una ganga…



Dedicamos el tiempo que nos sobra después de las gestiones a recorrer en colectivo la isla hasta la otra punta para bañarnos en una de sus mejores playas, la de Boca del Drago, con la suerte de que Sahara tiene la oportunidad de hacer algunos amigos entre los niños que viven allí.


La mañana del 28 amanece lluviosa. De hecho, llueve de forma torrencial. Malo. Malo para la visibilidad, malo para el viaje de más de una hora en lancha, malo para dejar a Sahara en la embarcación y malo incluso para el ánimo de los buceadores, o sea, el nuestro. Esperamos a que escampe un poco y salimos unas dos horas más tarde de lo planeado, todavía con algo de lluvia menuda…
El viaje en lancha se hace un poco largo, pero atravesamos completamente el archipiélago por el medio, pasando entre los manglares de las distintas islas que lo conforman y el tiempo meteorológico mejora durante el trayecto.

Cayo Tigre
En esta zona el arrecife está formado por entre 200 y 250 especies de corales blandos y duros, gorgonias y esponjas; y son el hogar de multitud de especies de peces tropicales, caballitos de mar, nudibranquios, moluscos y crustáceos.

Hacemos la primera inmersión en el punto más alejado, en Cayo Tigre, donde además del impresionante paisaje marino que forma toda la diversidad de corales, vemos una langosta (Panulirus argus) de buen tamaño, unas 60 especies de peces, sobre todo distintos peces mariposa (Chaetodontidae), ángel (Pomacanthidae), loro (Scaridae) o serránidos (Serranidae) (tuvimos la suerte de que uno de los buzos que venía, hacía un censo de las especies observadas para alguna asociación de protección de los arrecifes y compartió con nosotros algo de la información básica).

Pterois volitans. Mar de Andaman, Tailandia, 2009
También vimos una veintena de peces león (Pterois volitans), algunos de gran tamaño, especie invasora en estas aguas y altamente agresiva con la fauna local, depredando sobre multitud de especies locales del arrecife y causando un gran impacto en sus poblaciones. Concretamente en Bocas del Toro se localizó el primer ejemplar a principios de este siglo (creo que en 2001) y a día de hoy ya son abundantes debido a la ausencia de predadores naturales y ya se deja notar su huella en la biodiversidad del arrecife. A pesar de que se desconoce su origen, se cree que provienen de escapes o sueltas de peces de acuario en las costas de Florida, donde al parecer, ya han causado un gran impacto sobre las poblaciones piscícolas locales. Desde luego, en Tailandia, donde nosotros los vimos en su hábitat natural, no estaban presentes en tan altas densidades como las que observamos en esta inmersión.

Aetobatus narinari. Islas Galápagos, 2010
En el segundo buceo, y tras echar un vistazo a la visibilidad en los Cayos Zapatillas, que no era muy buena, nos sumergimos en Cayo Coral, frente a la punta sur de la Isla de Bastimento, y el paisaje coralino fue todavía más impresionante (aunque no tanto como en los buceos realizados en Tailandia que comento más arriba), con toda la paleta de colores presente a nuestro alrededor. Aunque la diversidad de peces fue algo más baja (unas 40 especies), tuvimos un encuentro con una raya águila pintada (Aetobatus narinari), un banquito de calamares (Sepioteuthis sepioidea), peces trompeta (Aulostomus sp.) y el bonito pez batería pintado (Equetus punctatus). Además, es destacable la presencia de un gran número de espirógrafos (Sabellidae) adornando las piedras y los corales.

De regreso, paramos en la ensenada que se forma entre la tierra firme y las islas de Popa y San Cristobal, donde vimos un pequeño grupo de delfines mulares (Tursiups truncatus) que se acercó a ver más de cerca nuestra embarcación. Un fin de día acuático inmejorable.

Por cierto, mientras nosotros buceábamos, Sahara esperó en la lancha como un campeón. Aunque, todo hay que decirlo, durmiendo una siesta durante la primera inmersión y viendo unos dibujos en el ordenador en la segunda, lo cual no le quita ningún mérito…Además, se lo pasó muy bien y disfrutó mucho del paseo por mar.
Debido al objetivo de reducir peso en nuestro equipaje, no nos trajimos la carcasa submarina para la cámara de fotos (porque ya traemos prismáticos, telescopio y trípode, cámaras, ordenador, disco duro...) y no pudimos documentar estas inmersiones (para el buceo en Belice, México u Honduras trataremos de solucionarlo), así que pedimos alguna en el centro de buceo para poner en el blog. Las que nos dieron no valían nada, así que decidimos poner alguna foto de alguna de las especies vistas que nosotros hemos sacado en otros lugares y adjuntar un vídeo de youtube de esta zona, que aunque no es lo máximo, es el que encontramos que más se parece a nuestras inmersiones:


El observador...

Nada más llegar de bucear, recogemos nuestras cosas y agarramos un taxi acuático; o sea, otra lancha, y nos vamos a pasar los próximos días a la isla de Bastimento.

..y los observados
El alojamiento que encontramos en esta isla es de lo más acogedor, con nuestra amplia habitación con dos camas matrimoniales en el último piso, que solo compartimos con otra más, una terraza con hamacas desde donde tenemos una muy buena vista del pueblo, la bahía y el mar, wifi, baño privado, cocina compartida e incluso la posibilidad de utilizar un cayuco de madera perteneciente al propietario del Hostal Bastimento. Ante todas estas ventajas, decidimos negociar un poco el ya asequible precio y quedarnos unos días aquí por tan solo 14 euros diarios por la habitación.


Otra vista desde nuestra habitación, aunque la terraza es recta y no enfrentada como parece en la panorámica 


29/06/2012.- La aventura de hoy consistió en llegar a la playa, a media hora del pueblo, por un camino ondulado y lleno de barro; y todavía más, volver descalzos por ese mismo camino después de una lluvia torrencial de más de una hora. Eso sí, lo pasamos de miedo, aunque a alguno el barro le llegó hasta las orejas. El resto del día nos lo tomamos con más relax y también aprovechamos para que el enano hiciese algunos amigos en la plaza del pueblo y jugase un poco con niños de su edad.


Al día siguiente repetimos la jugada, pero el camino ya está menos embarrado y el tiempo acompaña un poco más, así que conseguimos llegar a la segunda playa, llamada de la rana roja, por los pequeños batracios que parece que abundan por allí. Conseguimos ver unas cuantas, que se diferencian de las que localizamos en Costa Rica en que estas tienen puntos negros sobre el color de fondo rojo o anaranjado, aunque aparentemente son la misma especie (Dendrobates pumilio u Oophaga pumilio). 

01/07/2012.- Amanece lluvioso y aprovechamos para descansar y para empezar a preparar esta entrada, escribir y seleccionar fotos. Deja de llover a media mañana, y aprovechamos para coger el cayuco del hostal 
y darnos una vuelta por la bahía, haciendo una primera parada en un lugar donde preparan un excelente mixto de pescado y marisco preparado a la manera criolla, que degustamos en un palafito sobre el mar. 
Recorremos un tramito de costa con la canoa buscando un sitio tranquilo donde bañarnos y donde Sahara pueda nadar e incluso nos adentramos por un canal en el interior de los manglares en busca de fauna.
En fin, un día diferente y muy entretenido, además de una aventura nueva para el pequeño indio que viene con nosotros, que hasta intentó remar un rato, sin grandes resultados.

Nuestro último día en la Isla de Bastimento lo dedicamos a patear un poco por la selva antes de regalarnos otra comida típica y volver a salir con el cayuco a dar un paseo por las costas cercanas. Todo con un ritmo más relajado que en anteriores jornadas y rematado por una visita a la plaza del pueblo, donde Sahara se encuentra con sus amigos (Keilan y otros) como los días pasados.

Por la noche y como traca final, una fuerte tormenta nos despide de la isla con una batería de rayos y truenos que iluminan la bahía, el mar y el pueblo y nos ofrecen un bonito espectáculo  antes de nuestra partida.


Archipiélago de Bocas del Toro. En negro, transporte público; en rojo, ruta en lancha y puntos de buceo; en verde, lancha a Bastimentos; y en azul, caminatas por la isla. 


¡Por fin una foto todos juntos!


Boca del Drago

Jugando a la pesca con arpón


Se despertó la afición a saltar desde la pasarela


Confraternizando


                          Alguna foto del pueblo de Bastimentos, en la isla del mismo nombre:


Niños en la calle principal


Plaza del pueblo. El dibujo lo terminó hoy un gaditano


Con la comida


Barro por delante...


..y barro por detrás


Un descansito


Descansito de otro tipo


Cayuco y pelícanos


Viendo ranas

En la calle

Por el campo

Algunas reman, otros lo intentan

Tomándonos algo

Con los colegas




Pelícanos

Denderobates pumilio

Hasta la próxima!!!


                                                   
                                                                 Sahara aprendiendo a nadar


Remando en el manglar. Carmen en proa



Remando en el manglar. Marcos en popa