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domingo, 8 de julio de 2012

PARQUE NACIONAL SAN SAN POND SAK. DONDE CONFLUYEN EL RÍO Y EL MAR


La luna llena, velada por una capa de nubes, ilumina la playa de San San.
El mar, agitado en este tramo de costa caribeña, bate con fuerza contra la arena.

Tortuga laúd
A lo lejos, un bulto se desliza trabajosamente en dirección a la línea de árboles, situada a unos quince metros del agua. A medio camino, se detiene. Ahora empieza el trabajo duro. Una vez más en lo que lleva de su dilatada existencia, una tortuga laúd (Dermochelys coriacea) o baula, como la llaman aquí, debe poner en peligro su propia supervivencia en aras de la perpetuación de su especie. Fuera del agua, en un medio que no es el suyo, ofrece una fácil presa para aquellos, hombres o animales, que ansían obtener su carne o sus huevos como alimento.

Ella trabaja. Sin prisas, comienza la excavación de un nido que alcanzará casi el metro de profundidad. Resopla, excava, resopla, se gira un poco y vuelve a resoplar, reproduciendo un comportamiento tan antiguo como su propio linaje. Y que, junto a otras amenazas, como las interacciones con artes de pesca, el desarrollo inmobiliario sin control de las costas y la asfixia producida por los plásticos que consumen por equivocación creyendo que son medusas (su presa principal), poco a poco las han llevado a la crítica situación en que se encuentran sus poblaciones a nivel mundial. Ahora además, es posible que el cambio climático se una a estas amenazas, pues el sexo de las pequeñas tortugas viene determinado por la temperatura ambiente durante la incubación, con el riesgo que esto conlleva, ya que el aumento o disminución de unos pocos grados en el clima de las playas de puesta, podría sesgar el sex ratio poblacional en uno u otro sentido (sólo nacerían hembras o machos) con lo cual a larga no encontrarían pareja para reproducirse.
Recogiendo los huevos

Utilizando las aletas traseras a modo de palas, va sacando la arena del agujero, ahuecando la palma de la pata derecha como si de una mano humana se tratara, para luego tirarla hacia un lado y repetir la operación con la aleta izquierda. Algo más de media hora más tarde, el nido está listo y comienza la puesta. Uno tras otro, los huevos son depositados sobre la arena húmeda para luego ser cubiertos por completo y así, unas ocho o diez semanas después, eclosionar y dirigirse hacia el mar, ya bajo la forma de diminutas miniaturas de su madre.
O esto sería lo normal. Aquí en San San Pond Sak, una nueva etapa ha sido añadida a este ciclo natural para que el círculo se cierre sin contratiempos y las pequeñas tortuguitas tengan la oportunidad de repetirlo dentro de más de un cuarto de siglo.

Desde la Asociación de Amigos y Vecinos de la Costa y la Naturaleza (AAMVECONA), se trabaja para evitar que estos grandes quelonios y sus huevos sean producto de la explotación y el comercio ilegal. Para ello, patrullan las playas noche tras noche durante los cinco meses en que la mayoría de las  grandes tortugas laúd salen a tierra firme para realizar sus puestas. 

Vivero
Cuando se localizan, los huevos son trasladados a un vivero en la propia playa, donde se incubarán enterrados en nidos artificiales excavados en la arena y desde donde los pequeños se liberarán una vez hayan emergido de esta. Además, las patrullas actúan en cierta medida como disuasorio contra los furtivos, que al menos no campan a sus anchas en la playa aunque, de vez en cuando, se llevan algunas puestas e incluso matan algunas de las inmensas tortugas adultas.



En Cahuita, Inma, una chica cordobesa que colabora en cooperación internacional, nos recomendó este lugar y esta asociación para intentar realizar un voluntariado, y aquí estamos, colaborando un poco en el proyecto durante tres días. Nuestra intención era la de estar algún tiempo más, pero la falta de espacio en la casa debido a la llegada de un grupo el próximo fin de semana y el que la temporada esté acabando, no nos permiten quedarnos más.

Reubicando huevos en el vivero
La primera noche nos tocó un turno de patrulla nocturna. Recorrimos algo más de siete kilómetros por la playa y localizamos a nuestra primera laúd, de la que hablamos al principio del relato. Esperamos a que construya el nido, la medimos, registramos el número de sus placas (ya que la mayoría de las que desovan aquí están marcadas) y recogemos los huevos en una bolsa a medida que los va poniendo. Deposita 69 huevos normales y 32 “vanos” o no fértiles, que los neotanos consumirán antes de comenzar a excavar para emerger a la superficie y que la hembra pone al final, sobre los demás. Cuando la tortuga vuelve al agua, nosotros nos vamos y colocamos la puesta en el vivero para que se desarrolle después de excavar un nido de aproximadamente la misma profundidad que el original.

Imaginad la cara de Sahara cuando, de noche y tras una caminata de más de tres kilómetros, se encuentra con una tortuga de dos metros y pico de longitud que excava en la arena a medio metro de nosotros. Y ahora, imaginad las nuestras. Supongo que no es necesario decir que es un espectáculo fascinante. Y además, una hora más tarde repetimos parte de la experiencia con otro ejemplar.



Pero esto no es todo. Estamos en época de nacimientos y todas las noches soltamos entre 50 y 100 recién nacidas (aunque en el vivero se han manejado casi 20.000 huevos este año) para que comiencen su vida en el mar, reduciendo con esto también todos los peligros a que se enfrentan en condiciones naturales antes de entrar en el agua.
Sahara no cabe en sí de alegría. Se autodenomina guardián de las tortugas y es el primero en sacarlas del nido y en soltarlas a pocos metros de la orilla, confesándonos que este trabajo le gusta mucho. Fantástico, todos contentos.




Y aún hay más. Contrariamente a lo que podría pensarse, a esta playa caribeña llegamos en barca,…pero por el río. El río San San discurre entre selva y manglar desde la ciudad de Changuinola hasta su desembocadura (este es el tramo que recorrimos nosotros) y es un santuario para el también amenazado manatí (Trichechus manatus), además de hogar de monos, perezosos, mapaches, multitud de aves etc, etc. AAMVECONA dispone de una plataforma desde la que es posible observar a los manaties, pues acostumbran a cebarlos con hojas y frutos de su agrado. Hacemos cuatro intentos para verlos, pero “únicamente” los vemos en el segundo. Suficiente para disfrutar de un animal que nunca pensamos observar debido a lo difícil que resulta verlo en la naturaleza.

Bufo marinus
Además, y gracias a que tenemos a nuestra disposición una canoa de la asociación, nos movemos bastante por el río y los canales entre los manglares, donde también vemos varias especies de aves, perezosos de tres dedos, tortugas de río y una abundante especie de sapo de gran tamaño que nos encontramos incluso en la arena de la playa.

Aparte de todo esto, la gente con la que hemos compartido estos días, ha sido muy amable con nosotros y con Sahara, que hizo muy buenas migas con Juan Ramos, el coordinador de campo, con el que hasta se ha ido de pesca y de paseo mientras nosotros nos dedicábamos a otras cosas.
En fin, una experiencia que, aunque algo corta, será digna de recordar, tanto por la labor realizada como por haber visto dos especies emblemáticas que no contábamos ver (la tortuga laúd está terminando la temporada de puesta y, en teoría, sería muy difícil que desovara alguna durante nuestra estancia. A pesar de esto, en las dos noches siguientes a nuestros avistamientos, salieron otras dos hembras de baula y una de carey (Eretmochelys imbricata) que no pudimos ver por la distancia a la que estaban del vivero, nuestro puesto de esas noches).   

Nuestro equipaje (y dejamos alguna cosa en San José)

Flipando con la tortuga gigante

Tras la puesta

El guardián

Rastro de laúd

Puesta en la arena


Nacimiento en el vivero

Preparándolas para la suelta

Traslado

Esperando a que atardezca

Comienza la suelta

Liberando y deseando suerte a las recién nacidas

Vivero en la playa

Emboscada...

...y captura!

De pesca con el señor Juan

Paseo en canoa

Raíces de mangle

  
También con tortugas de río


Con una pequeña jicotea (Trachemys sp.)


Una buena captura en el río

Perezoso de tres dedos

Suerte y hasta la próxima!!!
                   

Tortuga laúd excavando el nido

Tortuga laúd desovando


Manatí comiendo

                                                  
Sahara y Juan vuelven de pescar por el río

Algunos vídeos de nuestros paseos en canoa: 






martes, 3 de julio de 2012


BUCEO Y MÁS EN BOCAS DEL TORO, PANAMÁ



Panorámica de nuestra terraza privada en la isla de Bastimento


Seguimos en el caribe, esta vez en Panamá, en el archipiélago de Bocas del Toro. Para llegar aquí desde Manzanillo, volvemos a los periplos de varias horas en transporte público. Esta vez fueron ni más ni menos que cuatro autobuses (Manzanillo-Puerto Viejo-Sixaola-Changuinola-Almirante) y una lancha (Almirante-Isla Colón), además de la realización de los trámites aduaneros en ambas fronteras.

De la misma forma que para entrar en Costa Rica, necesitamos un billete de salida del país, inconveniente que solucionamos con otra reserva falsa de avión y todos tan contentos (supongo que tendremos que volver a hacer esto unas cuantas veces más durante el viaje, así que hay que ir acostumbrándose)...¡ya entramos en Panamá!!

Aunque salimos con calma por la mañana después de dormir en la playa de Manzanillo, todo esto nos lleva más tiempo del esperado y pillamos por los pelos la última lancha del día  a las 18:00 para llegar a nuestro destino en las islas de Bocas del Toro, habitadas en su mayoría por afrocaribeños descendientes de los jamaicanos traídos aquí para trabajar como jornaleros en la industria platanera de hace algo más de un siglo, junto con algunos indígenas bribrí, y unos pocos de sangre china.

Al llegar, buscamos un alojamiento y nos instalamos para un par de noches en Isla Colón. Dedicamos el día siguiente a comparar precios en los centros de buceo e informarnos sobre los mejores lugares de inmersión y, debido a una casualidad del destino, conseguimos una rebaja del 25% para sumergirnos en dos de los mejores sitios de todo el archipiélago y buceamos al mismo precio que en nuestro club de Fuerteventura, toda una ganga…



Dedicamos el tiempo que nos sobra después de las gestiones a recorrer en colectivo la isla hasta la otra punta para bañarnos en una de sus mejores playas, la de Boca del Drago, con la suerte de que Sahara tiene la oportunidad de hacer algunos amigos entre los niños que viven allí.


La mañana del 28 amanece lluviosa. De hecho, llueve de forma torrencial. Malo. Malo para la visibilidad, malo para el viaje de más de una hora en lancha, malo para dejar a Sahara en la embarcación y malo incluso para el ánimo de los buceadores, o sea, el nuestro. Esperamos a que escampe un poco y salimos unas dos horas más tarde de lo planeado, todavía con algo de lluvia menuda…
El viaje en lancha se hace un poco largo, pero atravesamos completamente el archipiélago por el medio, pasando entre los manglares de las distintas islas que lo conforman y el tiempo meteorológico mejora durante el trayecto.

Cayo Tigre
En esta zona el arrecife está formado por entre 200 y 250 especies de corales blandos y duros, gorgonias y esponjas; y son el hogar de multitud de especies de peces tropicales, caballitos de mar, nudibranquios, moluscos y crustáceos.

Hacemos la primera inmersión en el punto más alejado, en Cayo Tigre, donde además del impresionante paisaje marino que forma toda la diversidad de corales, vemos una langosta (Panulirus argus) de buen tamaño, unas 60 especies de peces, sobre todo distintos peces mariposa (Chaetodontidae), ángel (Pomacanthidae), loro (Scaridae) o serránidos (Serranidae) (tuvimos la suerte de que uno de los buzos que venía, hacía un censo de las especies observadas para alguna asociación de protección de los arrecifes y compartió con nosotros algo de la información básica).

Pterois volitans. Mar de Andaman, Tailandia, 2009
También vimos una veintena de peces león (Pterois volitans), algunos de gran tamaño, especie invasora en estas aguas y altamente agresiva con la fauna local, depredando sobre multitud de especies locales del arrecife y causando un gran impacto en sus poblaciones. Concretamente en Bocas del Toro se localizó el primer ejemplar a principios de este siglo (creo que en 2001) y a día de hoy ya son abundantes debido a la ausencia de predadores naturales y ya se deja notar su huella en la biodiversidad del arrecife. A pesar de que se desconoce su origen, se cree que provienen de escapes o sueltas de peces de acuario en las costas de Florida, donde al parecer, ya han causado un gran impacto sobre las poblaciones piscícolas locales. Desde luego, en Tailandia, donde nosotros los vimos en su hábitat natural, no estaban presentes en tan altas densidades como las que observamos en esta inmersión.

Aetobatus narinari. Islas Galápagos, 2010
En el segundo buceo, y tras echar un vistazo a la visibilidad en los Cayos Zapatillas, que no era muy buena, nos sumergimos en Cayo Coral, frente a la punta sur de la Isla de Bastimento, y el paisaje coralino fue todavía más impresionante (aunque no tanto como en los buceos realizados en Tailandia que comento más arriba), con toda la paleta de colores presente a nuestro alrededor. Aunque la diversidad de peces fue algo más baja (unas 40 especies), tuvimos un encuentro con una raya águila pintada (Aetobatus narinari), un banquito de calamares (Sepioteuthis sepioidea), peces trompeta (Aulostomus sp.) y el bonito pez batería pintado (Equetus punctatus). Además, es destacable la presencia de un gran número de espirógrafos (Sabellidae) adornando las piedras y los corales.

De regreso, paramos en la ensenada que se forma entre la tierra firme y las islas de Popa y San Cristobal, donde vimos un pequeño grupo de delfines mulares (Tursiups truncatus) que se acercó a ver más de cerca nuestra embarcación. Un fin de día acuático inmejorable.

Por cierto, mientras nosotros buceábamos, Sahara esperó en la lancha como un campeón. Aunque, todo hay que decirlo, durmiendo una siesta durante la primera inmersión y viendo unos dibujos en el ordenador en la segunda, lo cual no le quita ningún mérito…Además, se lo pasó muy bien y disfrutó mucho del paseo por mar.
Debido al objetivo de reducir peso en nuestro equipaje, no nos trajimos la carcasa submarina para la cámara de fotos (porque ya traemos prismáticos, telescopio y trípode, cámaras, ordenador, disco duro...) y no pudimos documentar estas inmersiones (para el buceo en Belice, México u Honduras trataremos de solucionarlo), así que pedimos alguna en el centro de buceo para poner en el blog. Las que nos dieron no valían nada, así que decidimos poner alguna foto de alguna de las especies vistas que nosotros hemos sacado en otros lugares y adjuntar un vídeo de youtube de esta zona, que aunque no es lo máximo, es el que encontramos que más se parece a nuestras inmersiones:


El observador...

Nada más llegar de bucear, recogemos nuestras cosas y agarramos un taxi acuático; o sea, otra lancha, y nos vamos a pasar los próximos días a la isla de Bastimento.

..y los observados
El alojamiento que encontramos en esta isla es de lo más acogedor, con nuestra amplia habitación con dos camas matrimoniales en el último piso, que solo compartimos con otra más, una terraza con hamacas desde donde tenemos una muy buena vista del pueblo, la bahía y el mar, wifi, baño privado, cocina compartida e incluso la posibilidad de utilizar un cayuco de madera perteneciente al propietario del Hostal Bastimento. Ante todas estas ventajas, decidimos negociar un poco el ya asequible precio y quedarnos unos días aquí por tan solo 14 euros diarios por la habitación.


Otra vista desde nuestra habitación, aunque la terraza es recta y no enfrentada como parece en la panorámica 


29/06/2012.- La aventura de hoy consistió en llegar a la playa, a media hora del pueblo, por un camino ondulado y lleno de barro; y todavía más, volver descalzos por ese mismo camino después de una lluvia torrencial de más de una hora. Eso sí, lo pasamos de miedo, aunque a alguno el barro le llegó hasta las orejas. El resto del día nos lo tomamos con más relax y también aprovechamos para que el enano hiciese algunos amigos en la plaza del pueblo y jugase un poco con niños de su edad.


Al día siguiente repetimos la jugada, pero el camino ya está menos embarrado y el tiempo acompaña un poco más, así que conseguimos llegar a la segunda playa, llamada de la rana roja, por los pequeños batracios que parece que abundan por allí. Conseguimos ver unas cuantas, que se diferencian de las que localizamos en Costa Rica en que estas tienen puntos negros sobre el color de fondo rojo o anaranjado, aunque aparentemente son la misma especie (Dendrobates pumilio u Oophaga pumilio). 

01/07/2012.- Amanece lluvioso y aprovechamos para descansar y para empezar a preparar esta entrada, escribir y seleccionar fotos. Deja de llover a media mañana, y aprovechamos para coger el cayuco del hostal 
y darnos una vuelta por la bahía, haciendo una primera parada en un lugar donde preparan un excelente mixto de pescado y marisco preparado a la manera criolla, que degustamos en un palafito sobre el mar. 
Recorremos un tramito de costa con la canoa buscando un sitio tranquilo donde bañarnos y donde Sahara pueda nadar e incluso nos adentramos por un canal en el interior de los manglares en busca de fauna.
En fin, un día diferente y muy entretenido, además de una aventura nueva para el pequeño indio que viene con nosotros, que hasta intentó remar un rato, sin grandes resultados.

Nuestro último día en la Isla de Bastimento lo dedicamos a patear un poco por la selva antes de regalarnos otra comida típica y volver a salir con el cayuco a dar un paseo por las costas cercanas. Todo con un ritmo más relajado que en anteriores jornadas y rematado por una visita a la plaza del pueblo, donde Sahara se encuentra con sus amigos (Keilan y otros) como los días pasados.

Por la noche y como traca final, una fuerte tormenta nos despide de la isla con una batería de rayos y truenos que iluminan la bahía, el mar y el pueblo y nos ofrecen un bonito espectáculo  antes de nuestra partida.


Archipiélago de Bocas del Toro. En negro, transporte público; en rojo, ruta en lancha y puntos de buceo; en verde, lancha a Bastimentos; y en azul, caminatas por la isla. 


¡Por fin una foto todos juntos!


Boca del Drago

Jugando a la pesca con arpón


Se despertó la afición a saltar desde la pasarela


Confraternizando


                          Alguna foto del pueblo de Bastimentos, en la isla del mismo nombre:


Niños en la calle principal


Plaza del pueblo. El dibujo lo terminó hoy un gaditano


Con la comida


Barro por delante...


..y barro por detrás


Un descansito


Descansito de otro tipo


Cayuco y pelícanos


Viendo ranas

En la calle

Por el campo

Algunas reman, otros lo intentan

Tomándonos algo

Con los colegas




Pelícanos

Denderobates pumilio

Hasta la próxima!!!


                                                   
                                                                 Sahara aprendiendo a nadar


Remando en el manglar. Carmen en proa



Remando en el manglar. Marcos en popa