miércoles, 27 de junio de 2012


RESERVA DE VIDA SILVESTRE GANDOCA MANZANILLO





Se ve que el caribe ya nos atrapó. Después de la semana pasada en Cahuita, la aldea de Manzanillo, situada a algo más de 20 kilómetros al sur, nos sigue pareciendo un trozo de paraíso (a unos 100 metros de la barca que se ve en la foto, está el centro del pueblo).

Los días siguen despejados y sin lluvia, al menos durante las horas de luz, el alojamiento sigue siendo relativamente barato (aunque no tanto como en Cahuita), el agua del mar sigue caliente, la playa está a 100 metros de nuestra puerta y la fauna también forma parte del paisaje cotidiano.

Por las mañanas, los monos aulladores hacen honor a su nombre en los árboles que rodean nuestra cabina (que es como llaman aquí a las habitaciones exteriores) y los vemos mientras desayunamos para comenzar la jornada, aunque luego les vemos y oímos desde la playa, durante los pateos y en casi todas partes...compitiendo con los sonidos de la multitud de pájaros que viven aquí.


Además, en las caminatas por la selva, vimos los primeros monos araña (Ateles geoffroyi) y el primer coatí (Nasua narica) de este viaje, los perezosos de rigor, distintas especies de ranas y una tarántula de buena envergadura, aparte de seguir aumentando la lista de especies de aves que hemos conseguido identificar.





Por su parte, el pequeño Sahara Ugatz, se está enganchando a los baños interminables en el mar, y ya le perdió totalmente el miedo a las olas siempre que uno de sus padres esté cerca.
El otro día le regalamos unos manguitos, y es el niño más feliz del mundo chapoteando con ellos. Tanto, que ya se atreve a nadar sin ayuda hasta tres o cuatro metros para ir de uno a otro de sus progenitores...y ya flota y hace el muerto... 
Esperemos que siga así y pronto podamos contar que ya sabe nadar por si mismo...Pero sin presiones, tampoco corre ninguna prisa...
Desde luego, si no fuera por él, no estaríamos tanto rato en el agua y no disfrutaríamos igual de la costa caribeña en ese sentido.



La noche de San Juan nos fuimos a dormir a la playa para celebrar la llegada del solsticio de verano, cosa que ya nos apetecía después de varios días durmiendo bajo techo en alojamientos. Cómo no, gran parte de la leña de la playa ardió, de tal forma que la hoguera seguía alumbrando por la mañana en un entorno de lo más completo y sin un alma a nuestro alrededor...

               Noche de San Juan. Sahara está chamizo...


Estuvimos tan a gusto que decidimos repetir al día siguiente, para despedirnos de Costa Rica, ya que nuestro próximo paso será entrar en Panamá, echando allí una temporadita y así hacer tiempo para que lleguen las ballenas y las tortugas marinas a los sitios donde queremos verlas...



Algunas fotos de pateo por la jungla:







 






Naúfrago

Primer campamento. La playa está unos 15 metros al frente de la tienda.

Segundo campamento





Algunas fotos de ranas:









De arañas:

Nephila clavipes

Y una lagartija:
Gonatodes albogularis



Pelícano frente la tienda al atardecer





Mono araña

                                                  
Monos aulladores

                                                
Y ya que va de monos, un vídeo de mono ardilla o Saimiri oerstedii en el PN Manuel Antonio, el cuarto y último primate de Costa Rica



jueves, 21 de junio de 2012


PARQUE NACIONAL CAHUITA. A RITMO AFROCARIBEÑO





Estamos en el autobús. Es tarde y ya se ha hecho de noche. Carmen dormita en el asiento de enfrente y Sahara duerme desde hace rato apoyado en su regazo. Yo estoy leyendo una novela sobre la guerrilla Guatemalteca de la década de los ochenta. De repente se oye un estampido, la ventanilla que está cuatro asientos por delante del mío estalla en mil pedazos y una piedra del tamaño de un pomelo entra en el vehículo. Afortunadamente nadie resulta herido y todo se queda en una anécdota, pero podría haber sido mucho peor.
Pocos minutos antes, un camión de los bomberos apagaba un incendio a pie de carretera y al día siguiente nos enteramos que hay huelga de transportes y piquetes en las carreteras, con lo que tenemos la respuesta a este pequeño atentado indiscriminado.
Ya antes, a la hora de comprar los billetes, el boletero nos anuncia que la carretera está cortada por las fuertes lluvias de los últimos días y que, debido a este inconveniente, el viaje durará dos horas más de lo normal (o sea, seis en vez de cuatro), con lo que llegaremos a Cahuita pasadas las 22 horas. Para compensar el rodeo que tendremos que dar, el billete será un tercio más caro de lo habitual…¡Y se quedan tan anchos!

Tras este accidentado viaje, y debido a lo avanzado de la hora, todos los alojamientos están cerrados, lo que no evita que en pocos minutos estemos instalados en uno de los más baratos del pueblo. Esto es el caribe negro costarricense y ya se respira otro ritmo en el ambiente. Parece que nos va a gustar…

Decidimos quedarnos aquí unos días, para descansar un poco, organizar algo nuestros próximos pasos, vivir el caribe a su ritmo y, posiblemente, probar la yerba caribeña. Aunque no dejaremos de patear y buscar bichos, no os vayáis a pensar…

Parque Nacional Cahuita

Ha pasado una semana y seguimos aquí. La verdad es que el ambiente de este pequeño pueblo es lo que nos apetecía ahora mismo.

Calle principal de Cahuita, en el centro del pueblo
Aquí la población es afrocaribeña, proveniente en su mayoría de Jamaica durante el siglo XIX para trabajar en las plantaciones de plátanos de la United Fruit Company (que era la que ponía y quitaba gobiernos en Centroamérica en aquella época, de ahí lo de repúblicas bananeras) y relegados al olvido por las administraciones en este tramo de costa tras la devastación de las plantaciones por las plagas hasta hace bien poco. Esto ha hecho que mantengan su cultura y eso se nota, no solo en el ritmo más pausado de esta parte del caribe, sino también en la comida (se cocina con mucho coco, p.e) o en el idioma (todavía hay mucha gente que habla garifuna, una mezcla entre inglés y lenguas originarias africanas que, por lo poco que escuchamos, es indescifrable).
Parece un surferillo...

Nosotros solo encontramos ventajas para pasar aquí estos últimos días.

Bocaracá
Tenemos el Parque Nacional con las playas y la fauna a cinco minutos caminando y todos los días pateamos un rato por el sendero viendo monos aulladores y carablancas, los dos tipos de perezosos (la densidad de mamíferos arborícolas es impresionante, pues llegamos a ver 7 perezosos diferentes en menos de un kilómetro o 5-6 grupos de aulladores en una mañana de caminata), mapaches, iguanas, muchas hormigas, etc. Además la entrada es gratuita, a cambio de una donación, y no hay que desembolsar como en casi todas partes…

Estamos alojados en un sitio decente por la mitad que en cualquier otro sitio que hayamos estado y por las mañanas escuchamos los aulladores desde la cama… 

Tras la guerra de arena con papá

Sahara se lo pasa en grande bañándose en la playa y está ganando mucha confianza, flotando y empezando a soltarse a nadar poco a poco…y también vemos bichos desde la playa!…


El ambiente es muy, muy relajado y el pueblo son solo cuatro calles de tierra en un pequeño pedazo de paraíso...      ¡y además no llueve!!!...

Una parada durante el pateo

…así que parece que seguiremos viendo un poco más de costa caribeña y nos vamos a pasar unos días al Refugio Nacional de Vida Silvestre Gandoca Manzanillo, unos pocos kilómetros al sur de aquí, cerca de la frontera con Panamá.

La playa en que nos bañamos a diario, con monos y perezosos detrás

Vista de la selva circundante desde una torre de observación para la migración de rapaces

Así aprende a nadar

Durante la guerra...

...y durante la paz

En el sendero

Sahara con Mauro, un colega rasta local

Mira mamá!

Trepando un cocotero por arriba...

...y por abajo

Alegría
                                                 
Equilibrios


Más del sendero


Nuestra calle en el pueblo

Mono carablanca

Y aulladores

Bothriechis schegelii
                                                 
Rana roja venenosa (Oophaga pumilium)

Perezoso de dos dedos

Gavilán manglero (Buteogallus anthracinus)

Basiliscus plumifrons





Perezoso de tres dedos


Mapaches



Aulladores