PARQUE NACIONAL MANUEL ANTONIO,
TURISMO Y NATURALEZA
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Vista de la playa, ya sin gente |
Llegamos a Quepos el sábado ya
cerca de la anochecida y nos alojamos en un hostal familiar donde pasaremos las
próximas cuatro noches.
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Un descanso |
Decidimos no entrar al Parque el
domingo, pues suponemos que estará lleno, así que madrugamos un poco menos que
de costumbre y nos vamos a la playa al pueblo de Manuel Antonio, algo que
Sahara ya estaba deseando desde hace unos días. La verdad es que disfrutó de lo
lindo bañándose y jugando con el oleaje.
La mala noticia fue que el Parque
Nacional cierra los lunes, así que debemos buscar un plan alternativo para ese
día y posponer la entrada al Parque para el martes.
Es lunes, llueve un poco y se nos
hace algo tarde porque Sahara no se quiere poner en serio con los deberes. Todo
parece indicar que el día no será memorable…
Decidimos salir caminando por la
carretera vieja que va a Manuel Antonio a pesar de que la mayoría de la gente
nos lo desaconseja: “es mucho camino con un niño pequeño”, “a mi no me gusta
ese camino”, “por ahí no hay nada que ver”…
Realmente son sólo un par de
kilómetros de cuesta arriba que discurren entre bosque, casas y zonas de
cultivo, pero que resultan muy productivos, pues vemos multitud de aves nuevas,
ardillas y los primeros monos ardilla del viaje, un primate gravemente
amenazado y difícil de ver en otras zonas del país.
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Hembra de aullador con cría |
Luego caminamos otro tramo de
carretera que nos lleva a una pequeña playa paradisíaca escondida y casi
desierta en la que pasamos a gusto el resto del día. Aquí localizamos dos
familias de monos aulladores discutiendo entre ellas sobre nuestras cabezas a
pocos metros de la arena. Una observación espectacular que se dilató hasta el
momento de irnos, mientras nos turnábamos para bañarnos con Sahara. Casi irreal
escuchar a los monos desde el agua templada en este entorno selvático… Además
el enano se atrevió a meterse hasta la zona que no hacía pie y asistió a sus primeras
clases de natación con sus papás.
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Salvaje |
El martes estamos en la entrada del
Parque Nacional Manuel Antonio a las 7:00, hora a la que se abren las puertas a
los visitantes. En los primeros 15 minutos, uno de los empleados pasa 5 o 6
veces con el coche para arriba y para abajo por el camino, así que preguntamos
si lo que vamos a ver es fauna o coches después de pagar 10 dólares de entrada
por cabeza, lo cual provoca que se vaya dejando a Carmen con la palabra en la
boca, cosa que a ella no le sienta nada bien. Al poco vuelve para disculparse,
pero Carmen no le da ni la más mínima oportunidad, por lo que se va con el rabo
entre las piernas.
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Perezoso de tres dedos |
Este parque es famoso por la
cantidad de fauna que alberga, por la proximidad de las observaciones que se
pueden realizar y por la tolerancia que los animales tienen hacia humanos.
Precisamente esa fama es lo que lo vuelve bastante artificial. Hordas de
turistas conducidos como manadas de ganado tras su guía recorren los senderos
sin ningún tipo de respeto a los que observamos a la fauna en silencio y sin
molestar. Por breves momentos invaden el tramo de camino desde el que se
observa determinado mono o perezoso (o rana, saltamontes, gusano, termitero, o
lo que el guía les diga que tienen que mirar) avisándose unos a otros mediante
exclamaciones y aspavientos de todo tipo. Afortunadamente para nosotros, con
unos segundos tienen bastante y siguen su camino en busca del próximo encuentro
“salvaje” que narrar a amigos, hijos y nietos.
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Siempre con amigos nuevos |
La verdad es que animales hay, y
que se ven a placer. Al final del día, habíamos visto perezosos de dos (Choloepus hoffmanni) y tres dedos (Bradypus variegatus), algo poco común en
muchos otros lugares; monos aulladores (Alouatta
palliata), carablanca (Cebus
capucinus) y ardilla (Saimiri
oerstedii); mapaches (Procyon lotor);
agutís (Dasyprocta punctata);
basiliscos (Basilliscus basilliscus) e
iguanas (Ctenosaura similis); y como
siempre, pájaros, entre otros aves marinas como pelícanos pardos (Pelecanus occidentalis), alcatraces
pardos (Sula leucogaster) o
rabihorcados magníficos (Fregata
magnificens). Todo ello a corta distancia y casi sin límites de tiempo.
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Paradisíaco |
Otro de los atractivos de este
sitio son los paisajes costeros. La densa selva llega hasta la propia arena de
las playas, que forman recogidas bahías donde el agua está algo más tranquila.
No en vano, estas playas sirvieron de escenario a varias películas, entre otras
a la escena del arribo a tierra de Colón en “1492, La conquista del paraíso”.
Esto nos hace pensar en como sería este lugar si no estuviera totalmente
atestado de turistas tostándose al sol, y afortunadamente podemos ver una
muestra al quedarnos solos al final del día.
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Macho de perezoso de tres dedos |
El parque cierra a las 16:00 y,
como de costumbre, nos liamos hasta el último momento y somos los últimos en
salir. El tipo de esta mañana hace la ronda para comprobar que no queda nadie y
sacar a los rezagados, y nos encuentra casi a las 16:30 en medio del camino
viendo un grupo mixto de monos aulladores y ardilla, sin ninguna prisa por
irnos. Pregunta a Carmen si todavía está “brava” y nos dice que si le perdona,
no le dirá a nadie que todavía estamos aquí y que salgamos con calma, a nuestra
bola. Al final hasta hay algo de buen rollo. De salida vemos otro perezoso de
tres dedos a placer y abandonamos el parque ya pasadas las 17:00.
De aquí nos vamos a San José y allí
decidiremos cual es nuestro próximo paso entre las opciones que tenemos, pues
ya hemos cambiado de opinión varias veces y hay que ajustar la ruta a las
mejores fechas para ver fauna en cada lugar (tortugas marinas, ballenas…) y
para un par de voluntariados que nos interesaría hacer y que todavía estamos
pendientes de que respondan a nuestras solicitudes.
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¿Vamos o qué? |
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Los juguetes del bosque... |
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...y compañeros |
Me estoy leyendo el blog del tirón. Joder, estoy por vender todo lo que tengo (que e spracticamente nada..) y unirme a vosotros. Para el invierno 2013-2014 quería echarme 4-5 meses en Sudamérica. Os seguiré de cerca para planearlo bien. Disfrutad del viaje, un abrazo grande (posiblemente vuelva a comentar en un rato en alguna otra entrada..).
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