lunes, 11 de junio de 2012



PARQUE NACIONAL CARARA, SELVA SECA DEL PACÍFICO


Una de las muchas iguanas que habitan en Carara

Hola a tod@s, aprovechando que tenemos conexión en donde estamos alojados, os vamos a contar más cosillas…
Nuestro siguiente destino ha sido el Parque Nacional Carara, muy cerca de la costa Pacífica. Como siempre, llegamos tras el típico periplo de transportes públicos, con varios transbordos a pesar de la corta distancia recorrida. Es lo que tiene el mochileo…
Paramos sobre el puente del Río Tárcoles, famoso por el tamaño de sus cocodrilos (Crocodylus acutus). A pesar de que llegamos con lluvia, también como de costumbre a partir de las tres o cuatro de la tarde, nos acercamos a comprobar si todo lo que habíamos oído de estos reptiles se aproximaba a la realidad, pues parece ser que hasta National Geographic, Animal Planet y otras productoras de documentales han venido hasta aquí para filmarlos.

Cocodrilos en cantidad...

...y de calidad
Pues sí, los bichos son muy grandes, algunos verdaderos "monstruos" que deben pasar ampliamente de los cuatro metros. Y además los hay en cantidad. En el par de días que pasamos en la zona, el puente se ha convertido en parada obligada, pues pasamos sobre él por la mañana y por la tarde, llegando a contar en alguna ocasión hasta 36 individuos. La verdad es que son una pasada, aunque al parecer, sobreviven de las limosnas de los turistas, ya que el río está bastante contaminado y ya no tiene mucho pescado, y son los tours y demás los que llegan con pollos y otras “delicias” que les garanticen el espectáculo. En fin, al menos siguen vivos y se han librado de convertirse en bolsos y cinturones como sus congéneres que habitaban en otras zonas de Costa Rica.


Juguetes improvisados
El Parque Nacional de Carara está compuesto de bosques primarios y secundarios, formando una diversa selva en la que viven tantas especies de aves como en toda Europa, pero para los visitantes realmente es poco más que un sendero de tres o cuatro kilómetros que parte de la carretera general de la costa y se adentra hasta una laguna formada por un antiguo meandro del río. A partir de aquí, el sendero sigue, pero se hace un poco más difícil de caminar (a nosotros nos convenció para dar vuelta un enjambre de abejas que ocupaban el tronco de un árbol de gran tamaño derribado en medio del camino) y consideramos que teníamos suficiente.

Aunque solo vimos una pequeña parte de los pájaros que viven aquí, el número de especies observadas y las posibilidades de aumentarlo con facilidad, nos animó a repetir un segundo día, y no nos arrepentimos, ya que las sensaciones de caminar por este parche de bosque nos recordaron en ocasiones a las vividas en las selvas amazónicas.
Guacamayos rojos

En Carara vimos los primeros grupos de monos carablanca (Cebus capucinus), varios agutís (Dasyprocta punctata); entre 40 y 50 especies nuevas de aves, como el guacamayo rojo (Ara macao), la garza picozapato (Cochlearius cochlearius) o los halcones murcielagueros (Falco rufigularis); iguanas, basiliscos y otras muchas especies de lagartos; algún cocodrilo; escuchamos monos aulladores (Alouata palliata) y hasta vimos un par de murciélagos blancos (Diclidurus albus), algo que ni sabíamos que existía.



Monos carablanca
Sahara disfrutó como un enano, saltando en los charcos con sus botas de agua nuevas, embarrándose hasta las orejas y haciendo navegar multitud de barcos improvisados con los pétalos de la flor del plátano. Se hizo amigo de las iguanas y discutió con los grupos de monos, siempre atento para avisarnos de cualquier pájaro que se cruzara en nuestro camino, a pesar del cansancio acumulado por la caminata y el bochornoso calor húmedo de las selvas bajas tropicales.

¿A donde miras?
El alojamiento que conseguimos al lado del puente es de lo más cutre, y la habitación da la impresión de no haber sido utilizada en mucho tiempo (de hecho, debemos ducharnos en la de al lado, que está en obras, pues nuestra ducha está atascada), pero es lo único que hay. Al menos es amplia y podemos montar la tienda de campaña dentro para que el pequeño duerma libre de mosquitos. Nosotros nos apañamos con la mosquitera.


Después de despedirnos de los famosos cocodrilos, otra vez esperamos un bus para irnos acercando al Parque Nacional de Manuel Antonio, previo paso por Jacó para intentar hacer una excursión a los manglares de la desembocadura del Río Tárcoles.    

Equilibrios en el camino

Al final, la iguana se hizo nuestra amiga

Parada para comer


Embarrándose

Identificando un pájaro

                                      
Felicidad

Cansancio, sudor y barro tras el duro día de campo


Picozapato

Halcón murcielaguero



Mono carablanca


Mono carablanca



Murciélagos blancos


Agutí



















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