domingo, 16 de junio de 2013

SAN IGNACIO Y NUESTROS PRIMEROS HALCONES PECHINARANJAS

SAN IGNACIO Y NUESTROS PRIMEROS HALCONES PECHINARANJAS



El día 23 de abril por la tarde llegamos a San Ignacio o Cayo, pequeño pueblo situado cerca de la frontera con Guatemala, donde suponemos que quedaremos al día siguiente con Roni, un amigo de Yerai y nuestro contacto en Belize para colaborar en distintos proyectos de campo. Con él conoceremos también al resto de la gente del proyecto de protección de los nidos de guacamayo rojo (Ara macao), a los que acompañaremos al Parque Nacional Chiquibul por un par de días.

El camino desde Cayo Caulker ha sido largo y pesado. Primero cruzamos a tierra en un water-taxi hasta Belize City en un trayecto de algo menos de una hora, para allí subirnos durante las siguientes tres horas y media a un antiguo autobús escolar estadounidense reconvertido al transporte regular de pasajeros, algo común en gran parte de los países de América Central.

Sima en la que cría la pareja de halcones


Al día siguiente las noticias no son las mejores, ya que no hay sitio suficiente en el coche que se va a Chiquibul para que podamos ir con ellos. Como plan alternativo, Roni nos propone que acompañemos al personal de Peregrine Fund que realiza el seguimiento de la población de halcón pechinaranja (Falco deiroleucos), que irán esta tarde a visitar un nido de esta especie cercano al Cayo. Nos recogen a mediodía y nos vamos al monte, a un lugar donde en una de las dos enormes simas existentes cría la pareja de halcones. Ya sólo el sitio es bastante espectacular y merecen la pena la espera y la caminata de media hora desde donde dejamos el coche.

Este bonito falcónido es una de las aves rapaces que todavía no hemos visto durante el viaje, debido a que es extremadamente rara, manteniendo solamente dos pequeñas poblaciones conocidas a nivel mundial, la existente en Belize y parte de Guatemala, y otra de menor entidad en Panamá, además de un número indeterminado de ejemplares a lo largo de la geografía sudamericana.



Al poco rato de llegar a la zona desde donde se observa mejor el interior de la sima llega uno de los miembros de la pareja, el macho, que se posa en la rama de un árbol a muy poca distancia de nosotros, dándonos una estupenda oportunidad para disfrutar al máximo de su observación (o sea, fliparla un rato). Pasamos el resto de la tarde viéndolos llegar e irse de la zona, volando y posados por separado, intercambiando llamadas entre ellos y perchándose a menudo en el mismo posadero de antes, muy cerca de nuestra posición.

Al final, antes de irnos, ambos halcones aparecen con sendas presas, y mientras el macho se come la suya después de llamar sin éxito a su pareja para entregársela, ella se dirige directamente al nido llevando su propia captura, lo que nos hace pensar en la existencia de pollos de buen tamaño.

La otra sima

Salimos del lugar de noche, subidos a la caja de la ranchera para tener una mejor vista de cualquier animal que pudiera cruzarse en la pista de acceso a la zona, aunque no tenemos mucha suerte y solo vemos chotacabras o tapacaminos comunes (Nyctidromus albicollis).

Paredones en la otra sima

Volvemos al pueblo de San Ignacio, donde nos quedamos una noche más antes de irnos a pajarear por unos días a Crooked Tree, uno de los mejores lugares para la observación de aves (sobre todo acuáticas) en todo Belize.








En San Ignacio, Río Macal y pueblo:













Devorando un panal de abejas salvajes del género  que encontramos en el campo:





Algunos vídeos:


















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