domingo, 22 de diciembre de 2013

RÍO DULCE. ÚLTIMA PARADA EN GUATEMALA Y ENTRADA A HONDURAS


Carmen saltando al agua


Nada más llegar, ya está con un amigo
El día 8 de agosto, salimos de Flores hacia Río Dulce, muy cerca de la frontera entre Guatemala y Honduras, país al que nos dirigimos. 
Allí nos alojamos en la misma pensión que ya usamos hace un tiempo, cuando cruzamos toda Guatemala camino de La Encrucijada, en México
Sahara se junta rápidamente con la pandilla de niños del lugar, con los que juega a distintas cosas hasta la hora de dormir.







Aprovechamos la parada para ir a conocer la Finca Paraíso al día siguiente, un lugar que nos han recomendado para bañarnos en el río y en las surgencias de aguas termales que allí existen. 
En esta finca hay una poza donde desemboca al río un arroyo de agua muy caliente, mediante una pequeña cascada en la que disfrutamos de los tibios masajes de las aguas terapéuticas mientras nos refrescamos con el cuerpo sumergido en el propio río, de agua mucho más fría.






Cruzando rápidamente el arroyo termal, donde se cuecen los pies


Después del baño, localizamos un refugio de murciélagos del género Pteronotus en una pequeña caverna situada en el talud del río, gracias a las constantes llamadas que emiten desde dentro y a las intermitentes salidas de algunos de ellos al exterior. Una capa de guano de varios centímetros de espesor revela el carácter permanente de este lugar de descanso de los quirópteros. 
Entro a sacar un par de fotos y, a pesar de las reducidas dimensiones de la grieta (de uno por dos metros o poco más), el calor y el olor son insoportables, y crean una atmósfera poco saludable. De hecho, la lente de la cámara se empaña casi al instante en cuanto entro, así que para hacer tres o cuatro fotos tengo que entrar y salir otras tantas veces para respirar y desempañar el objetivo. 
Además, me hundo en el guano, y salgo cubierto de caca de murciélago hasta más arriba de los tobillos.

A pesar del pequeño tamaño del refugio, albergaba un buen número de individuos, que forraban literalmente las paredes de la caverna, arracimados unos al lado de los otros y vocalizando constantemente


Sahara vuelve a disfrutar de los juegos en compañía de su nueva pandilla de amigos, y al día siguiente cruzamos una nueva frontera después de algunas horas en el microbús.



El cruce no es más que un trámite antes de que nos subamos a otro autobús, del que nos bajamos en Puerto Cortés, última escala en nuestro viaje hacia los arrecifes coralinos de las Islas de la Bahía de Honduras, donde vamos a bucear los próximos días.   

Álbum:


Vista de la cascada desde un poco más arriba en el río 

El río llega por la izquierda de la cascada. El agua de esta proviene de una surgencia caliente


¡Demasiado caliente!


Saltando de cabeza



Sahara saltando al agua de distintas formas desde una piedra, con amigos que hizo en la poza:



Fugaz visión del interior de la cueva de los murciélagos, desde la entrada:

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