miércoles, 18 de diciembre de 2013

YAXHA Y NAKUM. CAMINANDO ENTRE CIUDADES MAYAS POR ÚLTIMA VEZ


Plaza principal de Nakum

Atardece en Nakum, en las selvas del Petén guatemalteco.

Desde lo alto de una de las imponentes estructuras sacadas a la luz por los arqueólogos durante las dos últimas décadas, observamos un pequeño grupo de venados de cola blanca (Odocoileus virginianus). 

Son cuatro ejemplares adultos, entre los que se incluye un macho con las cuernas en estado de crecimiento; y dos crías de mediano tamaño, que juguetean entre la hierba alta mientras sus madres permanecen alerta al cruzar un pequeño claro existente entre las ruinas. 

Unos pocos pasos más y los perdemos de vista entre los árboles. Muy probablemente son los mismos que hemos estado viendo ayer en diferentes sitios, aunque esta vez concentrados en un mismo grupo.

Una de las crías del grupo

Ante nosotros, surca el cielo una pareja de tucanes de pico verde (Ramphastos sulfuratus). Uno detrás del otro, atraviesan con su vuelo ondulado y silencioso la zona despejada entre las copas de dos grandes árboles emergentes. Una vez llegados a lugar seguro reanudan su monótona llamada, que recuerda vagamente al croar de algunas ranas.

Macho de titira en su posadero 
Al poco, un bando de grandes loros del género Amazona cruzan el mismo claro pero en dirección inversa, a mayor altura y con un vuelo rectilíneo, siempre acompañados de los escandalosos alaridos que caracterizan a las bandadas de psitácidas.

Una pareja de titiras enmascaradas (Tityra semifasciata) observa la escena desde su atalaya en las ramas más altas de un árbol, aprovechando las últimas horas de luz para cazar los insectos que les servirán de cena.


En poco tiempo, comenzaremos a escuchar los gritos que dan nombre a los monos aulladores negros (Alouatta pigra), que parece que en este lugar acostumbran a vocalizar más durante las horas de oscuridad, al menos estos días.



Nakum es un lugar impresionante. 

Además de los hermosos edificios de piedra que constituyen el conjunto arqueológico, concentrados en una superficie relativamente pequeña (al menos los que están excavados y a la luz) y conectados entre sí por medio de patios, calzadas y escalinatas; la propia ciudad de Nakum ya forma parte de la selva, que la rodea, la abraza y crece sobre ella.



Juego de pelota, cubierto por la vegetación


Hasta ahora no hemos visto ninguna otra antigua ciudad maya que se mimetice tan bien con su entorno. 
Calakmul, Palenque o la propia Tikal son ciudades hermosas, bastante integradas en la selva circundante, pero Nakum tiene algo especial.
Aunque el aspecto actual de este lugar es totalmente diferente del que tuvo cuando la ciudad estaba habitada, da la impresión de que siempre fue así, de que siempre estuvo aquí, de que la ciudad y la selva siempre fueron una sola cosa, a pesar de que compitieron entre ellas a lo largo de varios siglos (los alrededores de las ciudades de los mayas debían estar muy deforestados, ya que estos sobreexplotaban las especies arbóreas, cortándolas para utilizarlas como material de construcción, como combustible para fabricar la cal que cubría sus edificios, para uso doméstico, o para aclarar tierras para los cultivos), ganando cada una sobre la otra alternativamente según la época histórica.







Poder disfrutar de este conjunto arqueológico a solas fue otro de los alicientes importantes que tuvo Nakum para nosotros. 
Aparte de la pareja de guardianes que viven aquí, nadie se acercó por la zona mientras permanecimos en ella. 
Llegar no es fácil, y menos si no se dispone de vehículo propio o se contrata algún tour que se dirija aquí, y además no está muy publicitada, así que casi nunca hay nadie. 
El lugar perfecto para nosotros.



Gran parte de Nakum sigue sin excavar, y pueden intuirse los edificios bajo la vegetación de la selva

Cuando decidimos volver al Petén guatemalteco, no habíamos escuchado hablar de este conjunto arqueológico ni del Parque Nacional Yaxha-Nakum-Naranjo en el que se encuentra. Ni siquiera sabíamos que existía. 
Nuestra intención original era la de organizar una expedición al Mirador, la ciudad más grande de todo el mundo maya, donde se encuentra la pirámide de mayor tamaño descubierta hasta la fecha.



Pirámide en Yaxha
Más que por la ciudad en sí, esta excursión nos apetecía por el hecho de que para llegar se requiere realizar una caminata de dos días de duración por la selva, y otro tanto para salir, recorriendo al final alrededor de 120 kilómetros en unas cinco o seis jornadas, incluyendo una de estancia en las ruinas.
Pero la cosa no era tan fácil. 
Primero nos topamos con que es imposible hacerlo por cuenta propia, que es lo que pretendíamos. Es obligatorio contratar un tour con una empresa autorizada. 
Después, comprobamos que estos tours son demasiado caros, más de lo que nos habían dicho otros viajeros, además de que el grupo mínimo para que el asunto sea viable económicamente es de ocho personas, algo que a nosotros ni nos conviene ni nos apetece. 

Yaxha


Otra de las pirámides de Yaxha
Una vez descartada la posibilidad de llegar por nuestros medios al Mirador, comenzamos a buscar alternativas. Y es hablando con un guía local, que nos ofrece una visita guiada a las antiguas ciudades mayas de Yaxha y Nakum, cuando estos nuevos nombres empiezan a rondarnos por la cabeza.
Resulta que en medio de la conversación, comenta que hay muchas posibilidades de avistar jaguares en esa zona, que él nos garantiza prácticamente la observación y que pasar un par de días en las ruinas nos costaría tan solo 450 dólares con transporte y alimentación incluídas. Investigamos un poco más por nuestra cuenta y decidimos visitar el lugar. 
Eso si, iremos sin guía, solos con nuestra propia comida y caminando desde donde nos deja el bus, con lo que reducimos el presupuesto a una cuarta parte de lo que nos propone, pero pasando cuatro noches en la zona en lugar de dos.

Llegada a la entrada del Parque, con la bolsa de comida
cargada sobre las mochilas gracias a un palo
La primera parte de la caminata una vez descendemos del autobús el día 1 de agosto, es la más dura. 

Recorremos 11 kilómetros por una pista de tierra bajo el sol, entre haciendas ganaderas deforestadas y con una importante cantidad de carga sobre las espaldas.

Afortunadamente, realizamos en las partes traseras de una ranchera y un tractor los otros cuatro o cinco kilómetros restantes para completar la etapa hasta Yaxha, gracias a que nos dieron sendos aventones cuando hacíamos dedo.




Montados en el remolque de un tractor

Recibimos la bienvenida a la ciudad de parte de un zorro gris (Urocyon cinereoargenteus), que cruza la pista por delante nuestra cuando llegamos al final del camino.

Montamos el campamento en una de las plataformas elevadas de madera que la administración de la zona arqueológica tiene preparadas para que los turistas acampemos de forma gratuita, observamos otro zorro que campea alrededor de las plataformas, y aprovechamos el poco tiempo que nos queda para subir a la gran pirámide de las manos rojas de Yaxha. 
Desde allí tenemos una imponente visión del lago del mismo nombre y de la selva que nos rodea, y vemos el tercer zorro gris de la jornada.

Pirámide de las manos rojas, la más grande de Yaxha

Lago de Yaxha, visto desde lo alto de la pirámide de las manos rojas


Yaxha es la tercera ciudad maya más grande en territorio guatemalteco. 

Y también es muy hermosa e impactante. 

Situada en la orilla del Lago Yaxha, gran parte de su comercio y economía se sustentaban gracias a sus aguas, sobre las que transportaban mercaderías y de las que extraían peces para el consumo de los ciudadanos.

Bastante excavada y restaurada hoy en día, también mantiene una estrecha relación con la selva en la que se encuentra y que durante tanto tiempo la mantuvo oculta a los ojos de los extranjeros.

Una de las plazas de Yaxha






Comenzando la caminata del día, con una peluca natural
La segunda etapa de nuestra expedición comienza en la propia Yaxha al siguiente día, ya que tenemos que recorrer gran parte de la ciudad durante el primero de los 15 kilómetros que compondrán la marcha de hoy, así que aprovechamos para visitarla y dejarla más o menos vista. 
Después de abandonar el área de las ruinas, continuamos durante la mayor parte del día por un estrecho sendero selvático (aunque la vegetación en esta zona es de selva seca), atajo que nos lleva hasta la pista de acceso a Nakum cuando sólo nos queda menos de una tercera parte del recorrido.




Guardabarrancos (Momotus momota)

Amenizan la caminata las observaciones de un grupo mixto de monos aulladores (Alouatta pigra) y arañas (Ateles geofroyii), una familia de coatís (Nassua narica) y un ejemplar viejo, grande y gris de pecarí de collar (Pecari tajacu), además de varios pájaros y una serpiente verde que no podemos identificar.



Descansando enredados en el camino hacia Nakum

Trogón coliplomizo (Trogon massena



Aunque llegamos cansados a Nakum, decidimos echar un ojo a las ruinas y sus alrededores después de conocer las instalaciones, el limonero y el aguacate donde nos abasteceremos de fruta los próximos días, y de montar el campamento en una de las plataformas.
Hasta Sahara se anima al ver el escenario que se presenta ante nuestros ojos, y empieza a correr y a jugar al escondite entre árboles y bloques de piedra.

Réplica del glifo emblema de Nakum



 En el primer foqueo en Nakum sólo veo un cocodrilo de pantano (Crocodilus moreletti), mientras escucho los rugidos de un par de familias de monos aulladores, que nos acompañan hasta que nos quedamos dormidos.





Solamente vamos a pasar un día más en la zona arqueológica, así que madrugamos todo lo que podemos y nos acostamos ya muy tarde, aprovechando al máximo las horas de luz y recorriendo una y otra vez las magníficas ruinas y su entorno, que no se queda corto, donde vemos varias especies de aves y un par de cocodrilos más.



Cocodrilo de pantano

También hay que lavar la ropa sucia


Pintura en el interior de una sala.
Cabeza de tapir (Tapirus bairdii)
Matías, uno de los vigilantes, nos acompaña en un par de ocasiones, enseñándonos algunos de los secretos de la ciudad y contándonos un poco acerca de su historia, de sus habitantes y de las recientes labores de excavación. 
Labores que se pospusieron durante algunos años debido a la actividad de los huáqueros, saqueadores de reliquias profesionales cuya presencia volvía peligroso cualquier intento de excavación científica. 
Es por ello que se les dejó actuar a sus anchas durante años, perdiendo quién sabe qué tesoros, hoy distribuidos por colecciones privadas de acaudalados habitantes de algunos países occidentales.


Matias y Sahara jugando al fútbol

Pabellón de la cocina.
30- 40 fogones servían para preparar la comida de los trabajadores durante la fase de excavación


Por la noche, hago una espera en un árbol de aguacate que está en plena fructificación, ya que Matías nos comentó que es visitado frecuentemente por varios ejemplares de paca (Cuniculus paca) que se alimentan de los frutos caídos. 
Me aprovisiono de algunos frutos y piedras, que lanzaré al aire de cuando en cuando, imitando el sonido de la fruta al caerse de forma natural para atraer a los roedores, algo que ya me funcionó con los agutís (Dasyprocta punctata) en la cabaña de Bullet Tree, en Belize.



Escorpión
No tarda en aparecer la primera, que se va rápidamente con un aguacate en la boca. Luego disfruto de cinco o seis avistamientos más antes de ir a avisar a Carmen para que también pueda disfrutar de este gran roedor que todavía no tuvimos oportunidad de observar con anterioridad, y todavía puede ver dos o tres ejemplares una vez que Sahara está dormidito en la tienda de campaña. 
Además, durante el foqueo de hoy, vemos varios zorros grises, una especie de cárabo (Strix o Ciccaba virgata), un kinkajú (Potos flavus) que vocalizaba desde lo alto de un árbol y un mapache (Procion lotor) patrullando la orilla de la charca.

Smilisca baudini



Durante nuestra última mañana en Nakum, no podemos evitar hacer un último recorrido entre los templos de la ciudad antes del desayuno y de irnos, no sin un poco de pena, ya que pasaríamos algunos días más en este lugar de buena gana.
Decidimos que regresaremos aquí para una estancia más larga cuando volvamos de nuestro voluntariado con los guacamayos escarlatas (Ara macao), ya que creemos que hay altas posibilidades de ver alguna fauna interesante, e incluso que sería posible ver algún felino (al final no volveremos, pues se suspende lo de los guacamayos y decidimos seguir viaje y no volver a hacer la caminata tan seguido de nuevo).




Recogiendo el campamento

Durante los 18 kilómetros de vuelta a Yaxha (ya que nos pasamos el sendero en el que atajaríamos 3 o 4 de ellos) no vemos más fauna, y llegamos a la ciudad maya bastante cansados, así que nos acostamos temprano, para recorrer un poco el área arqueológica al día siguiente antes de irnos.


En lo alto de la pirámide de las manos rojas

Aprendiendo a jugar al ping.pong en Yaxha

Conseguimos un aventón hasta la carretera y desde allí agarramos un autobús a Flores, donde Sahara se reencuentra con su amigo Fredy, nos enteramos de que no podemos participar en el proyecto de WCS (Wildlife Conservation Society) con los guacamayos, y pasamos algún día más antes de salir hacia Río Dulce y la frontera con Honduras, el próximo país en nuestro periplo centroamericano. 


Yaxha:















Nakum:




Temazcal. El mejor conservado del antiguo mundo maya


Crestería

Preparando el desayuno




Boca del horno de cal



Única ventana redonda conocida en las ciudades mayas

Recogiendo



Alguna bichería:
Anolis sp.:


Norops sp.:


Smilisca baudini:



Buteo magnirostris

Murciélagos sin identificar, dentro de muchos de los edificios:





Ciervo de cola blanca

Semillas selváticas

Pirámide de las manos rojas, Yaxha





Algunos vídeos:
Un zorro gris y un momoto que vimos a nuestra llegada:


Viendo parte de las ruinas de Yaxha al comienzo de la caminata hacia Nakum:



Grupo mixto de monos aulladores y araña aliméntandose:





Caminando hacia Nakum:



Familia de coatís:

Explorando Nakum:










Y los alrededores:


Horno de cal (Ismael, espero que te sirva):

Venados de cola blanca:




Hembra de mosquero real (Onychorhynchos coronatus) acicalándose:


Vista desde lo alto del templo de las manos rojas, en Yaxha:


1 comentario:

  1. Hola, felicitaros por vuestros viajes en familia.
    ¿Habeis visitado El Mirador en Guatemala?

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