PALENQUE. ANTIGUA CIUDAD MAYA Y
REENCUENTRO CON LA SELVA HÚMEDA
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Vista de la ciudad maya de Lakam Ha desde el Templo de la Cruz |
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Torre del palacio de palenque, estructura única en el mundo maya |
Desde lo alto del templo de la cruz
se ve toda la ciudad. Al menos la parte que se encuentra excavada y abierta al
público. El palacio, los templos y las pirámides reflejan el antiguo esplendor
de la vieja ciudad maya, hoy convertida en un lugar de paso obligado para el
turismo organizado de Chiapas.
Todo lo demás es selva. Los monos
aulladores negros (Alouata pigra) la
reclaman como suya desde las copas de los árboles que la forman, mientras
gavilanes blancos (Leucopternis
albicollis), halcones murcielagueros (Falco rufigularis) y gaviles bidentados o gorgirrayados (Harpagus bidentatus)
sobrevuelan el claro en el que descansan las ruinas.
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Palenque, llamada Lakam Ha por sus habitantes, mantuvo su apogeo entre los años 600 a 900 de nuestra era, durante el período clásico tardío, aunque el asentamiento existió desde mucho antes.
En la foto se ve el palacio en primer plano y el templo de las inscripciones al fondo a la izquierda |
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Templo del sol |
Tenemos bastante suerte y no hay
demasiada gente, a pesar de que no entramos a primera hora tal y como
pensábamos, pues la caminata desde nuestra cabaña fue más larga de lo esperado.
Aún así es temprano, y sólo los más madrugadores han llegado antes que
nosotros.
Pasamos el día recorriendo con calma la zona arqueológica, jugamos al
escondite entre los pasadizos del palacio, ascendemos a todos lo edificios en los
que esto es posible y terminamos la visita dejando que Sahara se salte las
prohibiciones y se bañe y disfrute un rato en las pequeñas pozas que el arroyo Otolum, que cruza la ciudad, forma en medio del bosque. También queríamos
visitar el museo del sitio que se encuentra en la salida, pero está cerrado por
mantenimiento los lunes, así que tendremos que volver mañana para hacerlo.
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Sahara Ugatz bañándose en las pozas del arroyo Otolum |
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Merendando en el porche de nuestra cabaña |
Nos hemos alojado en un complejo
familiar de cabañas en medio de la selva, a pocos kilómetros de la entrada a la
zona arqueológica, donde estamos prácticamente solos y pagamos muy poco dinero
por una cabaña desde la que escuchamos los gritos de los monos aulladores
durante prácticamente las 24 horas del día, e incluso los vemos desplazarse
sobre las ramas de los árboles que nos dan sombra, entre los trinos de multitud
de especies de pájaros de colores y los rápidos movimientos de las ardillas
grises mexicanas (
Sciurus aureogaster).
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Vista desde la puerta de nuestra cabaña |
A unos
200 metros
de nuestra puerta, un pequeño arroyo forma una pequeña poza en la que Sahara puede
bañarse y en el que incluso él y su mamá utilizan la arcilla para untarse la
piel.
Además, la comida que preparan, típica de la región, está exquisita, así
que, después de haber pasado una noche en el feo pueblo de Palenque, decidimos
quedarnos en nuestra cabaña las siguientes cinco noches.
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Una de las muchas estelas encontradas en Palenque y conservadas en el museo arqueológico |
El martes nos vamos a visitar el
museo por la mañana, con la amenaza de lluvia sobre nuestras cabezas.
Conseguimos que nos dejen pasar con la entrada de ayer y, la verdad, es que
este museo complementa perfectamente la visita a la zona arqueológica,
conteniendo una buena muestra de estelas, glifos, utensilios cotidianos y
ceremoniales, ofrendas y ornamentos, e incluso una buena réplica de la tumba de Pakal, ya
que desde hace algunos años, la original está cerrada al público. La visita nos
lleva unas horas, y la alargamos todo lo que podemos, pues la lluvia ha llegado
y no queremos empaparnos en el camino de vuelta a casa, así que esperamos a que
escampe y al final conseguimos volver sin mojarnos.
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Máscaras, diadema y collares de jade y malaquita. En el centro escultura en estuco de una cabeza |
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Búho moteado |
El resto de los días los pasamos
relajándonos y haciendo cortos paseos diurnos y foqueos nocturnos para observar
fauna por los alrededores. Conseguimos ver nuestro primer kinkajú (
Potos flavus), a pocos metros de altura
sobre las ramas de un árbol, pero quiso la fortuna que nos pillara en un
desplazamiento corto sin prismáticos ni cámara de fotos. A pesar de ello, lo
vimos bastante bien (incluso se sentó a observarnos), aunque nos quedamos con
ganas de más.
Otra de las especies nuevas que vimos en estos foqueos fue el
búho moteado (
Strix virgata), al que
atrajimos brevemente utilizando un reclamo después de haberle visto de forma
fugaz un par de noches antes.
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Otra vista del Palacio |
En la entrada al Parque Nacional Palenque, dentro de la cual se encuentran las ruinas de Palenque y nuestro
alojamiento, existe una especie de poblado para turistas, con hoteles, cabañas,
restaurantes y bares, llamado El Panchán, hacia el que nos dirigimos un par de
noches para cenar mientras escuchábamos la música en vivo que el local
ofrece cada noche, así que también pudimos disfrutar un poquito de la vida
seminocturna, a pesar de que cada vez más, estos lugares en los que se
concentran todos los turistas como atraídos por un imán, nos gustan menos y
hacemos todo lo posible por evitarlos (fue el primer día que recorrimos el
kilómetro aproximado que separa El Panchán de nuestra cabaña, cuando vimos el
kinkayú sobre la carretera).
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Macho solitario de mono aullador negro o mono saraguato, haciendo equilibrios sobre un cable distribuidos de electricidad frente a la parada de autobuses de Emiliano Zapata, donde esperamos un bus para ir a Campeche |
El día 29 de febrero nos despedimos de
Palenque y agarramos un autobús a la ciudad de Campeche en el estado del mismo
nombre, ya dentro de la Península de Yucatán.
Más y más fotos de las ruinas:
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Patio interior del Palacio |
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Templo del Sol |
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Templo de la Cruz |
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Observando la ciudad, desde el Templo de la Cruz |
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Carmen y Sahara entrando al Templo del Sol |
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Vista desde el Templo de la Cruz Foliada |
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Templo de las Inscripciones |
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Vista del Palacio desde atrás |
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Torre del Palacio |
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Posando ante el Templo de las Inscripciones |
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Grupo de Las Cruces |
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Templo de las Inscripciones visto desde el Grupo Norte |
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Patio, Palacio |
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Relieves en el patio del Palacio |
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Patio, Palacio |
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Torre del Palacio |
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Contraluz |
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Carmen y Sahara sentados en la cama del rey |
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Ventana en forma de T, muy abundante en Palenque y símbolo del tiempo |
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Templo de la Cruz |
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Vista del Palacio |
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Templo del Sol |
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Otra vista desde las alturas |
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Calor |
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Frente al Templo de la Cruz |
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Otra frente al Templo de la Cruz |
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Templo de la Cruz Foliada |
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Templo de la Calavera |
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Templo de las Inscripciones |
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Entre la niebla, el Templo de la Cruz |
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Templos de las Inscripciones, XIII y de la Calavera |
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Torre |
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Sahara y Torre, en un descanso del escondite |
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Viendo rapaces |
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Foto hecha por Sahara de los papás ornitólogos |
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Y otra |
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Templo de las Inscripciones |
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Repartiendo amor |
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Interesante... |
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Una figura del Palacio |
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Patio interior del Palacio |
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Glifos y estelas en el patio del Palacio |
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Templo del Conde |
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Grupo de los murciélagos |
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Grupo de los murciélagos |
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Grupo de los murciélagos |
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"Mowgli" bañándose en el arroyo Otolum |
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Estela en el museo arqueológico del sitio |
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Estela en el museo arqueológico del sitio |
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Glifos en el museo arqueológico |
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Estelas y figura |
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Glifos mayas |
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Réplica de la tumbe de Pakal, el más importante gobernante de Lakam Ha |
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Otra estela |
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Máscara de jade de Pakal |
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Embarrándose en el arroyo cerca de la cabaña |
Y algunos vídeos:
El Palacio:
Gavilán blanco sobrevolando la selva y las ruinas:
Vista general desde el Templo de la Cruz:
Sahara bañándose:
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