domingo, 24 de noviembre de 2013

GRUTAS DE LANQUÍN Y SEMUC CHAMPEY. MUNDOS DE PIEDRA CALIZA


Vista de las piscinas de Semuc Champey desde el mirador


Mucha gente nos habló bien de Semuc Champey. Todos dijeron que era un sitio de naturaleza increíble y que teníamos que conocerlo. El lugar está más o menos en nuestro camino hacia la región del Petén, así que decidimos ir aunque haya que desviarse un poco de la ruta.

Gruta de Lanquín

Llegamos a Lanquín a media tarde, después de unas cinco horas de viaje en autobús repartidas en dos etapas, ya que en Cobán tuvimos que cambiar de vehículo y, de paso, aprovechamos para comer.

La cabaña en la que dormíamos en Semuc, en el piso de arriba
En Lanquín nos recibieron varios trabajadores de los distintos alojamientos de Semuc, ofreciendo sus servicios, pues al hospedarse cerca del Monumento Natural se incluye el transporte hasta el lugar.
Diez kilómetros de pista de tierra llena de grandes baches que tardamos una hora en recorrer de forma bastante incómoda en la parte trasera de una camioneta tipo pick up, casi haciendo equilibrio para aguantar sentados en la tabla que hacía las veces de asiento, con Sahara dormido en los brazos de Carmen y aguantando los efluvios olorosos de un bidón de gasolina mal cerrado.



Escogemos nuestro alojamiento y, como no saldremos hacia allí hasta dentro de unas tres horas, aprovechamos para visitar las Grutas de Lanquín, un lugar sobre el que nadie nos dio ninguna referencia pero que parece que tiene buena pinta.

Y vaya si la tiene.
La gruta es impresionante, y cuenta con kilómetros de galerías, aunque solamente la parte visitable ya nos deja boquiabiertos.
El tamaño de las distintas salas y cúpulas es abrumador, y en algunas de ellas podría caber un barco pesquero de mediano tamaño o un edificio de hasta tres plantas o más.



El tamaño de la gruta es impresionante. En el centro de la foto, Carmen se ve insignificante

Las diferentes salas están unidas por pasillos y pasadizos

Para abrazar estas columnas de unos cuatro metros de alto se necesitarían varias personas 




Las columnas y las distintas formaciones calcáreas crean caprichosas esculturas naturales, que han sido nombradas de modo igualmente caprichoso, como la virgen, el león, la torre y muchas otras.

Columnas, estalactitas y estalagmitas de gran tamaño son abundantes en la gruta

Formas caprichosas










Para terminar la visita, en esta gruta habitan miles de murciélagos de distintas especies, que la abandonan cada noche por la misma entrada que nosotros, formando un flujo de quirópteros que en la aproximadamente media hora que pasamos observándolos no disminuyó su intensidad de salida.

A pesar de preguntar a los cuidadores de la gruta y de buscar en internet, no conseguimos conocer las especies que habitan aquí y, por lo que nos han contado, es probable que nadie lo haya investigado hasta la fecha.
Solo podemos decir que algunos de los que salían pertenecían al género Pteronotus, pero nada más.

Salida de la gruta










El principal atractivo del Monumento Natural de Semuc Champey son las piscinas naturales que se forman sobre el río Cahabon cuando este desaparece violentamente bajo tierra por un sumidero formado por cuevas subterráneas bajo la piedra caliza, para volver a resurgir de nuevo unos 350 metros más abajo.

El puente natural resultante de este fenómeno, se llena de agua gracias a la afluencia de varios pequeños arroyos que bajan de las laderas circundantes, generando una serie de increíbles piscinas de aguas transparentes que descienden de forma escalonada por las distintas pozas, formando pequeñas cascadas y creando un escenario de gran belleza.

En este punto, el río Cahabon desaparece bajo tierra



La hermosura del lugar es innegable, pero a nosotros nos pareció un poco masificado, a pesar de que en el momento que escogimos para darnos un chapuzón (de varias horas) no había casi nadie en el agua. 

Pero son varios los alojamientos que funcionan en la zona alquilando cabañas, y se nota que en algunas épocas del año la afluencia debe de ser exagerada para la capacidad de carga del lugar.










A pesar de todo, nosotros estuvimos a gusto durante nuestra estancia en Semuc Champey, tanto dentro del área protegida, donde también realizamos alguna caminata hasta los miradores, como en nuestra cabaña cerca del río, en la que pernoctamos un par de noches antes de seguir camino.












La mala suerte quiso que Carmen se torciera un pie en una de las piscinas, al meterlo en un agujero de la piedra, y durante unas horas nos preocupa el asunto, ya que le duele mucho, se hincha bastante y no lo puede mover.

Afortunadamente, al día siguiente, y gracias al masajeo continuo durante toda la noche con una pomada de hierbas, ya tiene mejor aspecto y en un par de días volverá a caminar normalmente y será tan solo un mal recuerdo.


Con Ana Carmen y Wilma, un par de amigas con las que compartimos una cena

Abandonamos la zona el sábado 27 de julio en el transporte de nuestro alojamiento y nos dirigimos en autobús a Cobán, donde pasaremos la noche.



















Una muestra del flujo de murciélagos que sale de la gruta durante un par de horas cada noche:






















Nuestro alojamiento en Semuc Champey, a orillas del río Cahabon:






En las piscinas:

Con uns lagartija Norops sp.

Norops sp.






Sumidero del Cahabon

Aquí desaparece el río


En el mirador


Lluvia

Preparando fuego para cocinar

Cocinando

Con Ana Carmen y Wilma, nuestras amiguitas K´ekchi´, que aparecieron mientras cocinaba:







Un par de bonitas mariposas nocturnas

Vídeos:
Bañándonos en las piscinas:


Vista panorámica desde el mirador:



Cocinando con mis amigas:



Nos vamos en la caja de la ranchera:

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