DARIÉN. LA ÚLTIMA FRONTERA SALVAJE (I)
Metetí, nuestra puerta de entrada a la zona
del Darién (19–25/07/12)
Con la familia de Belkis en Playona. Su abuela Doraida, su mamá Rosalía con su hermanito César y su tía Yajaira con su prima, además de otro primo. |
Una vez más a lo
largo de nuestros viajes por el globo, el preludio para llegar a un lugar
salvaje y especial, es un largo recorrido en transporte público y el paso
obligado por diversos controles del ejército o la policía. Este es también el
caso del Darién. Suponemos que la cercana presencia de la guerrilla colombiana
y de los grupos de narcotraficantes del vecino país son los que motivan que en
varias ocasiones tengamos que presentar la documentación y permitir que
registren –de forma muy light- nuestras pertenencias. Preguntamos y nos dicen
que no hay problema y que la zona es segura. Otra vez lo de siempre. Y otra vez
lo creemos. Lo cierto es que la frontera con Colombia está muy cerca, y la
región del Chocó, aledaña al Darién es de los lugares donde la guerrilla y el
narcotráfico están más presentes. En Yaviza, unos kilómetros más alante de
donde nosotros hemos parado, se termina la carretera panamericana, para
comenzar de nuevo ya en territorio colombiano tras salvar este paso
conflictivo, único punto en que esta vía se interrumpe en su recorrido por
buena parte del continente americano.
Nos lo tomamos
con calma. El alojamiento en Metetí es barato, el más económico en lo que
llevamos de viaje, y decidimos descansar un par de días para recuperar fuerzas
antes de adentrarnos en las profundidades de la selva.
Belkis |
Sahara hace
amigos entre los niños de Playona o Playón Alto, una comunidad emberá cercana
que están realizando gestiones con sus padres en Metetí y aprovechamos para
quedar en visitarles en los próximos días. Lo hacemos al día siguiente. A media
mañana cogemos un transporte y nos acercamos a Puerto Limón, desde donde se va
en piragua hasta la comunidad. No hay suerte y no pasa ninguna embarcación que
nos pueda llevar, pero conocemos a Belkis, una niña emberá de Playona con la
que Sahara juega un montón de rato bañándose juntos en el río.
En casa de Doraida |
Al día siguiente
volvemos y esta vez sí llegamos a Playona, donde la familia de Belkis nos acoge
en su casa y hacemos muy buenas migas. Pasamos juntos unas cuantas horas muy agradables y
quedamos en volver a visitarles dentro de unos días, cuando volvamos de nuestra incursión en la
selva del Darién.
Proceso de pintado del cuerpo |
Todo lo que nos pasa aparte de esto, es cuestión de mala suerte….
Para empezar,
visitamos las oficinas de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) al día
siguiente de nuestra llegada para informarnos sobre la posibilidad de realizar
un voluntariado con ellos en el interior del Parque Nacional Darién.
Parece que todo va sobre ruedas. Se muestran muy interesados en el tema, nos regalan un libro de fotografías de la región y aseguran que hablarán para coordinarse con el director del Parque, cuyas oficinas se encuentran en Yaviza y con el que nos pondrán en contacto. Pero no coge el teléfono. Es viernes y decidimos esperar al lunes para realizar el contacto, siempre por medio del licenciado del propio ANAM de Metetí, pues creemos que será más productivo para nosotros.
Pero el lunes el
licenciado no va a trabajar y nadie sabe por qué. A ver el martes…
Pero el martes
el licenciado se va a un seminario y no está…así que nosotros llamamos desde la
oficina al director del Parque, que nos dice que la idea está bien, pero habría
que redactar un escrito solicitando el voluntariado a las oficinas centrales de
Panamá.
Pues lo
escribimos, mañana nos presentamos en la oficina de Yaviza y desde ahí lo
enviamos. Todo perfecto.
La Palma |
Además de que
está sensiblemente más cerca, nos dicen que el paseo en barca está guapo, así
que escogemos la segunda opción. Pero es algo tarde, las piraguas para volver
solo funcionan hasta las cinco y mañana queremos llegar a Yaviza, así que hay
que darse prisa…
…y con las prisas, los pasaportes se quedan en la
habitación.
Aquí comprobamos
que la presencia policial no es solo anecdótica, parece que guerrilleros y
narcotraficantes no están nada lejos de aquí y se necesita el pasaporte para ir
a cualquier sitio, aún a pesar de estar registrados por las autoridades de
Metetí en varias ocasiones y de presentar el DNI para confirmar nuestra
identidad. En definitiva, que no nos dejan pasar. Volvemos al pueblo mosqueados
y con el rabo entre las piernas, pero todavía necesitamos sacar pasta y habrá
que volver a intentarlo.
Vecina de La Palma con su nieto |
Parece que ya
estamos listos para conocer una de las zonas selváticas de mayor tamaño y mejor
conservada de toda Centroamérica…
Con los amigos de Playona. Sahara Ugatz, Romira, Jenny, Floriselda y Federico. |
En el río de Puerto Limón:
Mujer emberá pintada con jagua |
De camino al poblado |
Emberá guerá (mujeres emberá) con las parumas tradicionales |
Limpieza de dientes "a la selvática" |
Me gusta el cepillo nuevo, papá |
Playona:
Practicando con el remo |
Los pintados y las pintoras en Metetí |
Aldea emberá vecina a La Palma |
Cangrejitos |
El "indio salvaje", sobrenombre que se está ganando a pulso |
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