OTRA VEZ EN
CIUDAD DE PANAMÁ. ISLA DE TABOGA
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Isla de Taboga |
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Buitres Coragyps atratus a la puerta del mercado municipal |
Llegamos a la
ciudad a media tarde y nos dirigimos al
mismo alojamiento de nuestra anterior estancia, donde ya tenemos una reserva
para un par de noches.
Una vez más, hay
que recuperarse del largo viaje, y afortunadamente Sahara no ha vuelto a tener
fiebre ni ningún otro síntoma de estar enfermo.
De nuevo recorremos parte de la ciudad para realizar cosas pendientes, como visitar “una
de las mejores librerías de América Central”, que no era tal; comer un cebiche
en el mercado de mariscos, y cosas por el estilo.
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Un indio en la ciudad |
Y también una
vez más, visitamos una parte del Parque Metropolitano para ver algún bicho,
aunque en esta visita solo tenemos suerte con algunos pájaros.
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Pintados con jagua en el Metropolitano |
Pasamos una
tercera noche en Panamá City antes de coger un barco hacia la Isla de Taboga,
situada pocos kilómetros al frente de la ciudad. La idea es volver un par de
días a la playa y, si hay suerte, ver alguna ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) de camino desde
el ferry o desde las colinas de la isla con el telescopio.
La travesía es bastante
curiosa, pues se pueden ver los altos rascacielos del barrio financiero desde
el mar, además de una multitud de barcos mercantes fondeados en fila en espera
del cruce del Canal hacia el Océano Atlántico.
Aún sin demasiada
suerte, consigo ver durante un momento el lomo de una ballena cuando sale a
respirar. Menos da una piedra…
La Isla de
Taboga no es tan espectacular como otros lugares de Panamá, pero para estar tan
cerca de la ciudad, nos da lo que le pedimos: tranquilidad, la posibilidad de
relajarnos un poco y playas en las que bañarnos y disfrutar en un agua
templada. Aunque como siempre, intentamos sacar algo más, y también caminamos entre
una densa vegetación hasta alguno de los puntos más altos, desde donde peinar
el mar en busca de las ballenas, que no aparecen.
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Campamento con buitres al fondo |
Acampamos en la
propia playa, donde tenemos leña de sobra para una buena fogata y, además de
dormir más a gusto, también nos ahorramos el pagar un alojamiento, algo que
siempre está bien, pues queda mucho viaje por delante y hay que economizar todo
lo que se pueda.
Sahara ya nada
sin ayuda en la zona donde no hace pie y ha perdido todo el miedo que le
quedaba. Eso sí, con los manguitos siempre colocados y tragando agua de vez en
cuando, pero pronto comenzaremos a enseñarle sin ningún artilugio que le ayude
a flotar cuando estemos una temporada otra vez en la costa.
De vuelta a
tierra, pasamos una última noche en el alojamiento del Casco Viejo, desde donde
nos despedimos de la ciudad, pues mañana partimos hacia Santa Catalina y la
Isla de Coiba, donde nos han hablado de unas inmersiones de buceo espectaculares,
así que allá vamos.
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Espectacular cola de barcos esperando en el mar para cruzar el canal |
Buitres en el mercado:
Parque Metropolitano:
Las Kunas de la ciudad:
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Puestos de verdura callejeros |
Mapache cangrejero (
Procion cancrivorus) en el puerto de Causeway:
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Ferry a Taboga con mercantes al fondo |
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Un descanso en el pueblo de Taboga |
Trepando:
Dendrobates auratus:
Sahara y buitres frente a nuestro campamento en la playa:
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Nada que añadir |
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Desde la isla también se ven los mercantes.
El bulto en la orilla son Carmen y Sahara bañándose. |
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Y aquí están más cerca |
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De vuelta a la ciudad |
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¡Hasta la próxima aventura! |
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