LA ENCRUCIJADA. MONITOREO Y TRAMPEO DE COCODRILIANOS ENTRE LOS MANGLARES DE MAYOR TAMAÑO DEL PACÍFICO
La pequeña embarcación navega
lentamente sobre las tranquilas aguas del canal. El silencioso motor de cuatro
tiempos que la impulsa no altera demasiado la tranquilidad de la noche, iluminada
por la luna creciente. El haz de luz del foco barre de un lado a otro las dos orillas,
cubriendo un ángulo de 180º por delante de nuestra barca. Un leve movimiento de
la luz de arriba abajo indica al motorista que un cocodrilo (Crocodylus acutus) ha sido localizado
desde la proa, así que la embarcación vira despacio hacia la derecha, donde la
luz alumbra hacia un punto fijo. Toda la tripulación, compuesta por seis
adultos y un niño, permanecemos en silencio para no espantar al saurio durante
el acercamiento.
En la punta de la embarcación dos
figuras indican al conductor la dirección a tomar. Una de ellas mantiene al
lagarto iluminado, mientras la otra maneja la pértiga en la que está montado el
lazo con el que pretendemos atraparlo.
La barca, con el motor ya apagado, golpea suavemente contra las raíces del manglar y una de las figuras de proa la impulsa con la mano hacia el interior de la maraña, buscando acercarse aún más al saurio. La pértiga se acerca, muy despacio, a la cabeza del reptil, y el lazo va rodeando su hocico, buscando el cuello.
La barca, con el motor ya apagado, golpea suavemente contra las raíces del manglar y una de las figuras de proa la impulsa con la mano hacia el interior de la maraña, buscando acercarse aún más al saurio. La pértiga se acerca, muy despacio, a la cabeza del reptil, y el lazo va rodeando su hocico, buscando el cuello.
De repente el animal reacciona y
después de un fuerte coletazo desaparece entre las raíces de mangle. La luz
rastrea rápidamente alrededor de la barca, pues la captura no ha podido
llevarse a cabo y, entre una nube de lodo, vemos cruzar bajo nuestra quilla a
un inmenso cocodrilo de unos cuatro metros de longitud, que se despide con un último
coletazo antes de desaparecer en las aguas más profundas del canal, alejándose
de la orilla.
Continuamos nuestro recorrido y,
tras otros dos improductivos intentos de captura, en los que los reptiles
desaparecen antes de poder acercarnos lo suficiente, un fuerte brillo en el
agua, parecido a una brasa encendida, nos avisa de la presencia de un caimán (Caiman crocodilus).
Esta vez nos acercamos sin
problemas, pues los miembros de esta especie son menos asustadizos que los
cocodrilos. La pértiga avanza, supera el hocico y alcanza el cuello, donde un
fuerte tirón cierra el lazo sin remedio. Un segundo después, el agua hierve
mientras el caimán se retuerce y lucha por liberarse, soltando bocados al aire
a su alrededor. Tras una breve lucha en la que capturador y capturado juegan al
tira y afloja, el animal muerde un tronco de mangle, quedándose trabado en su
presa.
No sin esfuerzo conseguimos abrirle
la boca y, después de otro breve momento de lucha, lo acercamos a la borda de
nuestra embarcación, donde se le inmovilizan las fauces con una cuerda antes de
subirlo a bordo y encintarle la boca para mayor precaución.
Una vez hecho lo más difícil, sólo queda tomarle las medidas morfológicas, sexarlo, realizar los marcajes con chapa metálica numerada y corte de escamas, sacar unas fotos y volver a liberarlo con cuidado.
Pudimos participar de estos
monitoreos y trampeos de cocodrilianos durante las noches del 23 al 25 de enero
en la Reserva de la Biosfera La Encrucijada, impresionante bosque de manglar en
la costa pacífica del estado de Chiapas, gracias a la invitación de la CONANP
(Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas) por medio de Rafa, nuestro
anfitrión.
Uno de los canales entre manglares que forman parte de la Reserva de la Biosfera de La Encrucijada |
La experiencia fue increíble, sobre
todo porque no contábamos con realizar capturas, sino solamente un censo
mediante recorridos nocturnos en barca, algo que ya nos parecía suficientemente
interesante. Aunque, desde luego, lo que nos encontramos superó todas nuestras
expectativas.
El equipo al completo en la lancha. A la izquierda, Cris, Edgar, Carmen y Reinerio al motor. A la derecha, Cris, Edgar, Rafa, Sahara y yo en la proa |
La Encrucijada se encuentra a poca
distancia de la frontera con Guatemala, así que viajamos durante más de seis
horas en autobús desde la ciudad de Tuxtla Gutiérrez para llegar hasta aquí.
Al llegar acompañamos a Rafa y a Cris (otra integrante del equipo, del que también formaron parte Reinerio, al motor, Edgar, experto capturador de grandes y pequeños cocodrilianos y, el último día, Cande, sustituyendo al capitán) a comprar víveres para un par de días, cargamos el material necesario en el camión y salimos hacia el embarcadero de Las Garzas.
Desde aquí comenzará el recorrido de nuestra primera noche y aquí empezamos los avistamientos de fauna con un mapache (Procion lotor) que patrulla la orilla opuesta, una garza cucharón (Cochlearius cochlearius) y varios murciélagos pescadores grandes (Noctilio leporinus) que hacen honor a su nombre a escasos metros de nosotros ante nuestra mirada atónita.
Al llegar acompañamos a Rafa y a Cris (otra integrante del equipo, del que también formaron parte Reinerio, al motor, Edgar, experto capturador de grandes y pequeños cocodrilianos y, el último día, Cande, sustituyendo al capitán) a comprar víveres para un par de días, cargamos el material necesario en el camión y salimos hacia el embarcadero de Las Garzas.
Desde aquí comenzará el recorrido de nuestra primera noche y aquí empezamos los avistamientos de fauna con un mapache (Procion lotor) que patrulla la orilla opuesta, una garza cucharón (Cochlearius cochlearius) y varios murciélagos pescadores grandes (Noctilio leporinus) que hacen honor a su nombre a escasos metros de nosotros ante nuestra mirada atónita.
Unas cuatro horas después de
comenzar y tras avistar casi 50 reptiles y capturar tres, llegamos al
campamento de La Concepción, base de operaciones donde descansaremos de la dura
jornada de hoy. Nuestra primera experiencia cercana con los saurios incluyó el
trampeo y manejo de un pequeño cocodrilo de unos 70 centímetros , que
hasta Sahara pudo agarrar durante un rato, y de dos caimanes de alrededor de 1,5 metros , uno de los
cuales me dejó un pequeño recuerdo en forma de herida en la yema del dedo medio
de la mano izquierda, gracias a un error cometido al confiarme mientras le
sujetaba la cabeza.
Estos animales son fuertes, y aprovechando un momento en que aflojé la presión sobre su hocico, utilizó la potencia de su cola para liberarse, rajándome levemente el dedo con un colmillo.
Abochornado, lo sujeto de nuevo, sin poder evitar pensar qué podría pasar si no se les encintara la boca nada más subirlos a bordo (una de las operaciones que me tocó desempeñar durante las capturas de estos días) para que no sean tan peligrosos.
Estos animales son fuertes, y aprovechando un momento en que aflojé la presión sobre su hocico, utilizó la potencia de su cola para liberarse, rajándome levemente el dedo con un colmillo.
Abochornado, lo sujeto de nuevo, sin poder evitar pensar qué podría pasar si no se les encintara la boca nada más subirlos a bordo (una de las operaciones que me tocó desempeñar durante las capturas de estos días) para que no sean tan peligrosos.
Vista aérea de una parte de la reserva (cedida por Rafa Paredes) |
En el suelo hay rastros de iguanas
(Iguana iguana), incluido un nido
donde han puesto sus huevos, y de cocodrilos, e incluso vemos a unos de ellos de más de tres metros cruzar tranquilamente a nado el canal que tenemos ante nosotros y en el que se
zambullen tranquilamente los pájaros cantil (Heliornis fulica) y algunos de los martines pescadores (Megaceryle torquata, Ceryle alcyon y Chloroceryle amazona) presentes en la zona.
Después del desayuno salimos en la lancha hacia un par de islas, de nombre Koakespala y Paspak, ubicadas entre los canales de agua salobre. En ellas buscaremos rastros de la presencia de pecarís de collar (Pecari tajacu o Tayassu tajacu) e intentaremos localizar monos araña (Ateles geoffroyii) durante la mañana, aunque sólo logramos encontrar algunas huellas de los primeros, pertenecientes a un pequeño grupo que fue liberado esterilizado unos años atrás, tras la desaparición de esta especie hace alrededor de 35 años, probablemente debido a una excesiva presión de caza.
En este recorrido podemos oler por segunda o tercera vez desde que estamos en La Encrucijada el característico tufo del puercoespín mexicano (Sphiggurus mexicanus), y aprendemos a reconocerlo para futuros encuentros, ya que todavía no conocíamos su olor.
En esta ocasión, es muy probable que se encuentre escondido en el hueco del tronco de un Ficus, pues la intensidad del olor varía a menudo, llegándonos de repente intensas vaharadas de sus efluvios, posiblemente debido a que se mueve dentro de su escondite.
Además localizamos varias púas al pie del árbol, señal inequívoca de que lo usa a menudo como lugar de descanso. Desafortunadamente no hay modo de que podamos llegar a los huecos que vemos desde abajo, y que están un par de metros por encima de nuestras cabezas, así que nos quedamos con las ganas de echar un vistazo a este hermoso mamífero americano al que todavía no tuvimos oportunidad de ver en el campo.
De vuelta al campamento para tomar un merecido descanso, comer y reponer fuerzas, Sahara disfruta más que nadie del paseo en lancha, ya que nuestro capitán le permite manejar el motor durante todo el camino por el canal principal. A partir de esto, hasta soñará con lanchas todas las noches, señal de que la experiencia fue memorable...
Lirios de río invadiendo el canal |
Por la tarde salimos hacia el punto
de inicio del recorrido de hoy, donde esperamos a que anochezca entre lirios de
río (Eichornia crassipes), especie
invasora en la zona que no permite que naveguemos a nuestras anchas debido a su
densidad en algunos tramos del canal. Por el camino vemos, entre otras aves, al
aguililla canela (Busarellus nigricolis)
y al milano caracolero (Rostrhamus
sociabilis), especies nuevas o casi nuevas para nosotros, y durante la
espera disfrutamos de la técnica de pesca de las dos especies de murciélago
pescador, la grande y la pequeña (Noctilio
albiventris).
Subiendo un gran caimán a la barca |
Una vez que el sol desaparece del
firmamento comenzamos el monitoreo, en el que hoy participamos también como
ojeadores en la proa de nuestra barca, manejando el foco, además de continuar
midiendo y ayudando en la sujeción de los reptiles capturados.
Unas tres o cuatro horas más tarde, cerca de 60 saurios observados y cinco capturas realizadas reflejan los resultados obtenidos. Todos los animales manejados hoy pertenecen a la especie Caiman crocodilus, pues los cocodrilos se han mostrado muy esquivos. Concretamente atrapamos un neonato de unos40
centímetros , que es liberado sin marcar, pues se atrapó más que nada para que Sahara y nosotros pudiéramos ver de cerca un recién nacido; uno de
unos 60-70
centímetros , que sí es marcado y medido, aunque también
es manejado por nuestro pequeño; otro de algo más de un metro y dos de
alrededor de 1,5 metros, llegando el más grande a pesar más de 18 kilos .
Los reptiles de menor tamaño son capturados a mano, pues el lazo de acero podría causarles serias lesiones y en estos casos la técnica varía un poco, siendo una de las personas que se encuentra en la punta la que se estira tumbada boca abajo hasta que puede atrapar el cuello del animal mediante un rápido movimiento desde la distancia adecuada.
Mediante esta técnica fueron capturados los tres caimanes más pequeños de la jornada de hoy y el pequeño cocodrilo de ayer.
Unas tres o cuatro horas más tarde, cerca de 60 saurios observados y cinco capturas realizadas reflejan los resultados obtenidos. Todos los animales manejados hoy pertenecen a la especie Caiman crocodilus, pues los cocodrilos se han mostrado muy esquivos. Concretamente atrapamos un neonato de unos
Los reptiles de menor tamaño son capturados a mano, pues el lazo de acero podría causarles serias lesiones y en estos casos la técnica varía un poco, siendo una de las personas que se encuentra en la punta la que se estira tumbada boca abajo hasta que puede atrapar el cuello del animal mediante un rápido movimiento desde la distancia adecuada.
Mediante esta técnica fueron capturados los tres caimanes más pequeños de la jornada de hoy y el pequeño cocodrilo de ayer.
Liberando un caimán |
Terminamos en el campamento, en el
que recogemos nuestras cosas y salimos hacia Acapetahua, pues otras gestiones
ocupan el día de mañana de nuestros anfitriones. A pesar de ello, todavía nos
queda la última noche de monitoreo, así que sobre las ocho de la tarde, ya de
noche cerrada, salimos una vez más en la embarcación de la Reserva.
Hoy no viene Cris, así que también
hay que ocupar el puesto de apuntador, y registrar en las fichas todos los
datos generados durante el monitoreo, tarea de la que se encarga principalmente
Carmen. Vemos cerca de 100 cocodrilianos, muchos de ellos cocodrilos de río de gran tamaño,
aunque la mayoría se muestran demasiado esquivos y sólo conseguimos la captura
de un pequeño cocodrilo de unos 80 centímetros y dos caimanes de 1,5 metros .
Para rematar la jornada, que se
desarrolla sin contratiempos, Edgar y Rafa imitan durante un rato el reclamo de
los cocodrilos, que nos responden con sus rugidos un buen número de veces. ¡Estupendo final para unos días de trampeo inolvidables!
Liberación de un caimán |
Al terminar nos dirigimos de nuevo
al embarcadero, de regreso a Acapetahua, donde nos quedamos a dormir una vez
más en casa de Cris.
Garza cucharón |
Además de todos los reptiles observados, durante los foqueos pudimos ver gran cantidad de mapaches, zarihuellas o tlacuaches (Didelphis virginiana) y nictibios (Nyctibius jamaicensis y N. grandis), con los que también disfrutamos en varias ocasiones.
El último día de monitoreo, Sahara
se pone enfermo y por la noche le sube un montón la fiebre, así que decidimos
quedarnos una noche más en casa de Cris para que se recupere un poco, hasta que
nos vamos el sábado 26 de enero hacía la reserva natural de Puerto Arista, nuestra próxima parada.
Algunas imágenes de nuestros recorridos diurnos por La Encrucijada:
Más fotos del proceso de trampeo:
Sacando los ejemplares del agua:
Tomando medidas a los distintos ejemplares:
Atado y pesado:
Marcaje:
Sexado:
Otras fotos de manejo:
Liberando:
Para rematar, Sahara con unos cráneos de las diferentes especies manejadas:
Vídeos de las capturas del primer día:
Algunas imágenes de nuestros recorridos diurnos por La Encrucijada:
Vista del canal desde la barca |
Buscando monos araña |
Un descansillo durante la marcha |
Raíces de mangle |
Pobladores |
Ya estoy listo, ¿nos vamos? |
Más fotos del proceso de trampeo:
Sacando los ejemplares del agua:
Caimán grande, agarrado de forma especial para su marcaje |
Tomando medidas a los distintos ejemplares:
Atado y pesado:
Marcaje:
Sexado:
Otras fotos de manejo:
Contando escamas |
Liberando:
Para rematar, Sahara con unos cráneos de las diferentes especies manejadas:
...y un escorpión. |
Vídeos de las capturas del primer día:
Moviéndonos en lancha entre los manglares:
Sahara, el motorista:
Y más trampeos:
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