CENOTE DOS OJOS. BUCEANDO EN UNA CAVERNA EN LA RIVIERA MAYA
| Uno de los ojos del cenote, antes de entrar al agua |
Apagamos las linternas.Nos envuelve la oscuridad.
Húmeda.
Templada.
A nuestro alrededor extrañas formas de piedra surgen desde el techo y el suelo, haciendo que parezca que estamos en otro planeta.
Nuestros ojos se acostumbran poco a
poco a la oscuridad. Ahora podemos ver que esta no es total, que hay claridad
al final del túnel.
No hay mucha vida, pero alguna hay.
De hecho, la mayoría de las especies de peces que habitan estos cenotes son
endémicas, y en estas dos inmersiones pudimos observar tres diferentes: dos
cíclidos (Cichlasoma sp.), y un bagre (Rhamdia guatemaltensis). También salimos a la superficie
en una ocasión en la llamada Cueva de los Murciélagos, donde algunos Artibeus sp., probablemente jamaicensis, colgaban del techo sobre el
agua.
La verdad es que esta vez la suerte
estuvo de nuestro lado, pues aunque llegamos media hora más tarde de lo
esperado, ya que la persona de nuestro alojamiento responsable de despertarnos
a la hora programada se olvidó, fuimos los primeros en entrar en el agua y
pudimos disfrutar de la primera inmersión absolutamente solos (y en la segunda
solo vimos gente al llegar al final), ya que este es un cenote muy popular
debido a su belleza y suele estar muy frecuentado por grupos de buzos y de gente
haciendo snorkel.
Lo que nos encontramos al llegar es
que han entrado en nuestro cuarto y removido nuestras cosas, así que cuando le
preguntamos a Sahara, nos cuenta que lloró y que los dueños del hotel entraron
en la habitación. Bajamos a ver qué pasa y se monta la marimorena. Nos dicen
que van a llamar a la policía, que cómo se nos ocurre dejar al niño solo, que
nos lo van a quitar… Yo, que no tengo pelos en la lengua, montó en cólera y
discutimos un buen rato, pues no me parece nada extraño el confiar en que mi
hijo me espere un rato tranquilamente en nuestra habitación, de hecho es lo
contrario lo que no me parece normal. Al final, tenemos que entregar la llave
de la habitación para que tengan controladas nuestras entradas y salidas y,
desde luego, al día siguiente dejamos ese lugar.| Sahara en una hamaca con un de sus amigos gatunos |
Abandonamos Tulum el día 23 de marzo, rumbo
a Bacalar, donde se encuentra la laguna de los siete colores, que nos han
recomendado como un buen lugar para relajarse, ya cerca de la frontera de Belize,
donde pensamos renovar nuestro permiso de estancia en México mientras esperamos
a que llegue a Mérida el pasaporte nuevo de Sahara.
(Todas las fotos subacuáticas del buceo en el cenote nos las pasó nuestro guía durante la inmersión, Paolo Correa, de su archivo, por lo que ninguno de los buceadores que aparecen somos nosotros, aunque las vistas son las que disfrutamos ese día)
Más fotos de la impresionante inmersión en el Cenote Dos Ojos:
La cueva de los murciélagos:
Sahara escondiéndose en uno de los lockers del hostel:
Un par de vídeos de nuestros paseos en bici, al más puro estilo verano azul:
(Todas las fotos subacuáticas del buceo en el cenote nos las pasó nuestro guía durante la inmersión, Paolo Correa, de su archivo, por lo que ninguno de los buceadores que aparecen somos nosotros, aunque las vistas son las que disfrutamos ese día)
Más fotos de la impresionante inmersión en el Cenote Dos Ojos:
La cueva de los murciélagos:
| Claridad del agua en el cenote |
Sahara escondiéndose en uno de los lockers del hostel:
| Tortuga verde pastando |
Un par de vídeos de nuestros paseos en bici, al más puro estilo verano azul:







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