LAGUNA DE LOS SIETE COLORES. RELAX
Y TRANQUILIDAD FRENTE A LA BUROCRACIA FRONTERIZA
|
La laguna de los siete colores vista desde nuestro embarcadero. A la derecha, Sahara Ugatz salta al agua |
Llegamos a Bacalar el sábado 23 de
marzo por la noche, después de la larga travesía de rigor en autobús desde
Tulum (unas seis horas).
Agarramos un taxi y nos vamos a buscar un alojamiento
en la orilla de la laguna, donde nos hospedamos en un hotel barato.
Mientras
estamos metiendo nuestras cosas a la habitación desde la calle, aparecen Rafa y
Natalia, la pareja de médicos argentinos que me ayudaron a deshacerme del bulto
de mi espalda en la bahía de San Agustín, en Huatulco, cuando estábamos en la
costa de Oaxaca hace ya tres meses. Ellos están acampados enfrente de nuestro
hotel, y quedamos para tomarnos unas cervezas juntos en su alojamiento en
cuanto estemos instalados.
El sitio está fantástico, así que
decidimos que mañana sin falta nos mudamos aquí y montamos la tienda durante
los próximos días.
Al día siguiente, con la tienda
instalada, comprobamos que no podríamos haber tomado una decisión mejor.
El
área de acampada es de lo más tranquilo, con hamacas y tumbonas en las que
relajarnos, cocina comunitaria, internet inalámbrico y un embarcadero de madera
que se interna en la laguna y desde el que nos bañamos a diario en sus aguas de
color turquesa.
Hasta una familia de ardillas grises de Yucatán (
Sciurus yucatensis) viven en el árbol
que da sombra a nuestra tienda de campaña, acompañándonos a cada rato.
La frontera de México con Belize
está a unos
30
kilómetros de aquí, así que aprovecharemos la
tranquilidad de este lugar para regularizar nuestra estancia en el país,
mientras seguimos a la espera de que el pasaporte nuevo de Sahara esté
tramitado.
|
Otra vista de la laguna desde el camping |
|
Mamá trampolín |
Bacalar se caracterizó por la
tranquilidad con que transcurrieron los días que pasamos allí, en contraste con
los aburridos y pesados trámites burocráticos que tuvimos que soportar para
renovar la visa mexicana, para lo cual consultamos al Instituto Migratorio en
Chetumal, visitamos la frontera a ver si se podía arreglar cruzando todos
juntos (más autobuses, taxis colectivos y autoestop) y, finalmente, tuvimos que
cruzar por separado por unos días a Belize, antes de regresar a México con el
nuevo permiso de estancia en regla.
|
Sahara y Rafa |
Los días en la laguna también nos
sirvieron para socializar con toda la gente que pasó por allí, tanto a nosotros
como a Sahara (sobre todo a Sahara). Cory (un chaval estadounidense que viaja
en moto y lleva aquí casi un mes, terminando un trabajo de ordenador); Rafa y
Nati (nuestros amigos argentinos); Lyn y Nayra (bióloga marina mexicana que nos
comenta sobre un par de sitios guapos y su hija, de la edad de Sahara);
Pepe,
Mariel y el pequeño Domingo (una familia del Distrito Federal, con un niño de
dos años); Lío y Dino (de 5 y 7 años); Andrea, Paulita y Alex (más niños); los
chilangos (pandilla de siete primos veinteañeros del D.F., que hicieron muy
buenas migas con el enano); Arantxa (valenciana viajera) o Giovanni, “el italiano”;
|
Con Andrea y Paulita |
además de Silvia, la encargada
del camping, fueron algunas de las personas con las que compartimos algunos
ratos durante esos días de relax, donde prácticamente lo único destacable que
hicimos fue bañarnos a todas horas rodeados por milanos caracoleros (
Rostrhamus sociabilis), fochas
americanas (
Fulica americana) y
golondrinas (
Progne chalybea y
Tachycineta albilinea), y descansar
mientras organizamos fotos y actualizamos algo este blog.
|
Cenote Azul |
También hicimos alguna pequeña
excursión al Cenote Azul, un cenote abierto de gran diámetro junto a un
restaurante, que está perfecto para ir a nadar y donde toda la familia
disfrutamos como niños lanzándonos al agua desde las embarcaciones y los
troncos existentes; así como alguna mínima exploración del pueblo y sus
alrededores, donde existe un fuerte defensivo amurallado que solo vimos desde
fuera y en las que pudimos observar algunos elanios de cola blanca (
Elanus leucurus) cazando en los campos
de cultivo.
|
Fortaleza de Bacalar |
Después de nuestras respectivas breves
estancias en Belize, abandonamos Bacalar en dirección Ixpujil y
Kalakmul el día 4 de abril, 12 noches después de nuestra llegada.
Y, como siempre, más fotos (para que los abuelos estén contentos):
|
Laguna nublada |
|
Otra vista |
|
Esta es desde tierra |
|
Saltando otra vez |
|
Otra del fuerte de Bacalar |
|
Cena supercutre a horas intempestivas en el suelo de nuestra
habitación, al poco de llegar a Bacalar |
|
Zona de acampada |
|
Tumbonas y cormorán |
|
Con un amigo del que no recuerdo el nombre |
Disfrutando del agua con los colegas:
|
Con Natalia |
|
Andrea y Paulita |
|
Andrea, Paulita y Alex |
|
Con mamá y Nayra |
Y fuera del agua:
|
Sahara Ugatz, Andrea, Paulita, Alex y otro |
|
Sahara y Nayra |
|
Con Dino y Lío |
|
Con los chilangos |
|
Sahara, Lío, Dino y Domingo |
Más saltos con mamá:
Cenote Azul:
|
Con Pepe y Domingo |
|
Haciendo ejercicios en el cole |
|
Defendiendo el puesto |
Un sapo ( ):
Saltamontes recién nacidos:
|
Elanus leucurus en la distancia |
|
Untándose de barro, y hasta otra! |
Un par de vídeos de nuestras vecinas las ardillas:
No hay comentarios:
Publicar un comentario