Vista del distrito financiero de Ciudad de Panamá, desde la Cinta Costera del casco viejo |
Trachops cirrhosus |
Son las seis de la
tarde. El sol ha dejado de alumbrar en el trópico americano y la claridad que
todavía queda se pierde poco a poco, engullida por las sombras de la noche.
La
fauna del bosque realiza, como cada día, el cambio de turno entre los amantes
de la luz y los habitantes de la oscuridad.
La mayoría de los cientos de
especies de aves que habitan en estas latitudes se retiran a sus lugares de
descanso nocturno, mientras otros seres alados ocupan los nichos ecológicos que
estas han dejado libres.
Son los murciélagos.
Estos impresionantes
mamíferos voladores son temidos, perseguidos y odiados por mucha gente, pero ante
todo, son unos grandes desconocidos. La cultura popular contemporánea los
relaciona con los temidos vampiros, chupadores de sangre. También se les tacha
de sucias ratas voladoras, portadores de las más terribles enfermedades.
Artibeus jamaicensis |
La mayoría de los quirópteros son totalmente inofensivos, y ocupan prácticamente todos los nichos disponibles, existiendo murciélagos insectívoros, frugívoros, nectarívoros, carnívoros, piscívoros y hematófagos, que proporcionan un sinnúmero de beneficios al ser humano y, por supuesto, a los ecosistemas a los que pertenecen.
Importantes polinizadores, dispersores de semillas o comedores de insectos molestos y, en algunos casos, perjudiciales; noche tras noche colaboran a mejorar nuestra calidad de vida sin que nos enteremos.
Las alas de los murciélagos, únicas en su género |
Equipados con algunas
adaptaciones únicas entre los mamíferos, son los únicos miembros voladores de
este grupo.
Sus alas, formadas por una fina membrana que se extiende entre sus
falanges alargadas, también son únicas dentro del mundo animal.
Provistos de
una vista bastante pobre para unos habitantes de la noche, dependen de un
sofisticado sistema de sonar con el que detectan a sus presas mediante
ecolocación y que les convierte en unos diestros voladores, que evolucionan con
facilidad incluso en el interior de bosques espesos.
La mayoría también dispone
de un olfato desarrollado, que les ayuda en la búsqueda diaria de alimento,
sobre todo en las especies consumidoras de frutos, néctar o carne.
Artibeus phaeotis |
Y aquí, en el
neotrópico, existe una amplía representación de cada uno de los distintos grupos,
con más de 300 especies pertenecientes a unos 75 géneros de nueve familias y varias
subfamilias diferentes.
El equipo en pleno trabajo |
El día 8 de octubre
de 2013 salimos tempranito de Puerto Jiménez, hacemos escala en Ciudad Neilly
(desde donde felicito a mi padre por su reciente boda hace tres días), y
llegamos a la frontera de Paso Canoas sobre las 9 de la mañana, algo más de
tres horas después de comenzar el viaje.
Sellamos nuestra salida de Costa Rica,
cambiamos los últimos colones por dólares y nos dirigimos a la ventanilla de
migraciones de Panamá.
Hasta aquí todo bien, pero una vez más nos solicitan un billete de salida del país que no tenemos, así que presentamos la reserva falsa que ya habíamos preparado por si la necesitáramos.
Hasta aquí todo bien, pero una vez más nos solicitan un billete de salida del país que no tenemos, así que presentamos la reserva falsa que ya habíamos preparado por si la necesitáramos.
Pero esta vez no cuela. Dicen
que es una reserva sin confirmar y que ellos necesitan el código de vuelo pagado
y confimado.
Tratamos de razonar y de convencerles, primero mintiendo y luego
con sinceridad, e intentando que aunque sea nos den tan solo una semana para
cruzar el estado y continuar hacia Colombia.
No conseguimos nada,
y además somos testigos de como no dejan pasar a bastantes viajeros con el
mismo problema que nosotros, así que decidimos esperar al cambio de turno y
probar fortuna otra vez, con la mala suerte de que se repiten las mismas
respuestas de antes y de que el máximo responsable es el mismo que por la
mañana.
Esclusa de Miraflores, en el Canal de Panamá |
Nos encontramos con
dos posibilidades, o dar la vuelta y dirigirnos a otro de los tres puestos
fronterizos que separan estos dos países, lo que conllevaría una buena inversión en
tiempo y dinero en los transportes; o intentar falsificar de alguna forma un
billete de avión que nos permita superar el trámite, cosa que podríamos hacer
en un ciber sin tener que alejarnos demasiado de la garita migratoria. Sin dudarlo
demasiado escogemos la segunda opción, así que maquillamos un antiguo billete
de Montevideo a Madrid que guardábamos en el ordenador y lo convertimos en un
Panamá-Madrid vía Bogotá válido para dentro de algo más de un mes.
Volvemos a la
ventanilla, presentamos el billete junto con un extracto bancario que avala
nuestra solvencia económica, dejamos caer al funcionario que nos ha estropeado
el periplo latinoaméricano, y en pocos minutos ya estamos sentados en un
autobús con dirección a David, camino de la capital panameña, después de más de
cuatro horas de incertidumbre acerca del posible futuro de nuestro viaje.
Al día siguiente, y
después de unas doce horas de autobús desde la frontera, nos instalamos en el
mismo hostel en el que nos alojamos durante nuestras anteriores estancias en Ciudad
de Panamá, en pleno casco viejo.
Pasamos un par de
días en la ciudad antes de la entrada del sábado al Parque Nacional Chagres para
la jornada de trampeo de murciélagos con Edgar, Jose Alejandro y Ana, miembros
de SOMASPA.
Entrando en el Parque Nacional Chagres |
Nada más llegar
localizamos una bonita serpiente bejuquillo verde (Leptophis depressirostris) entre las ramas de un árbol, junto al
campamento.
Preparamos el material y salimos a montar las redes, con la mala
suerte de que nos pilla una fuerte lluvia en pleno trabajo.
Acabamos calados
hasta los huesos y sin ropa seca para cambiarnos (excepto Sahara), pero no nos
importa mucho, sabemos que merecerá la pena.
Caminando hacia los puntos de muestreo |
Colocación de las redes |
Una buena mojadura, pero divertida |
Visitamos las redes aproximadamente cada hora y media entre las siete de la tarde y las cuatro de la madrugada, para lo que tardamos una media hora en cada vuelta.
Una vez atrapados, los murciélagos son medidos, pesados, fotografiados y marcados con una anilla numerada.
Esta anilla se coloca en un collar elaborado con una cadenilla de bolitas, hecha a medida para cada especie, y que se cierra en torno a su cuello.
Después son liberados sanos y salvos de nuevo.
Atrapado en la red |
Sacando un murciélago |
Detalle del desenrrede |
Medición del antebrazo |
Cálculo de la edad mediante el estado de osificación en las articulaciones |
Colocación del collar |
Artibeus watsoni |
Artibeus lituratus |
Un gran día de campo en el que aprendimos como manejar a los quirópteros, sacarlos de las redes, tomar las medidas adecuadas y colocar los collares identificativos.
Incluso el más pequeño de la familia aprendió la forma correcta para sujetarlos y liberó varios ejemplares.
Cría de perezoso, asomando bajo el brazo de su madre |
Además, observamos varias especies nuevas de aves (como Chiroxiphia lanceolata), de ranas (como Engystomops pustulosus) y de mamíferos, como el oposum Caluromys derbianus, la rata semiespinosa Proechimys semispinosus, un kinkajú (Potos flavus) o un perezoso de dos dedos (Choloepus hoffmanni) con su cría; con lo que la experiencia resultó de lo más satisfactoria.
De vuelta a la ciudad, recibimos la feliz noticia de que Carmen tiene una nueva sobrina. Cloe nació a lo largo del día de ayer mientras estábamos en el monte. ¡Bienvenida!
Ya con caras de mucho sueño |
Laguna en Chagres |
Hablamos con los capitanes de algunos veleros que realizan el trayecto Colón-Cartagena parando unos días en el archipiélago de Kuna Yala o San Blas, territorio gestionado exclusivamente por los miembros de la etnia Kuna, único ejemplo de autogobierno indígena en el continente americano. Pero es demasiado caro para nuestro presupuesto mensual.
Aunque nos apetecía bastante conocer este archipiélago paradisíaco caribeño, descartamos esta opción por un tema económico y decidimos que la mejor alternativa sería la de combinar un vuelo en avioneta desde la ciudad de Panamá hasta Puerto Obaldía -último pueblo panameño- con un par de recorridos en lancha (Puerto Obaldía-Capurganá-Turbo) y continuar luego en autobús ya en territorio colombiano.
Una decisión que combinará economía, aventura y algo más de confort que el hacerlo todo en lancha, una opción muy utilizada por la mayoría de mochileros.
Así que además de
reservar un billete para el vuelo del cinco de noviembre, primera fecha disponible,
aprovechamos nuestra estancia en la capital para recoger un par de paquetes que
esperábamos que llegaran a casa de Indra, una amiga que vive aquí hace algunos años
y que conocí durante un interesante viaje invernal al círculo polar
escandinavo.
Con ella salimos un día a ver alguna actuación de danza contemporánea
y a pasear con los niños al parque.
Otro día se celebraba un cumpleaños en un parque infantil cercano a nuestro alojamiento, así que al pasar por allí, aprovechamos y entramos para que Sahara disfrutara de uno de los pocos momentos en que se ven niños jugando en la calle. Como de costumbre, se integró rápidamente en el grupo, y hasta consiguió alguno de los regalos que es costumbre repartir en los cumpleaños de esta parte del mundo.
Otro día se celebraba un cumpleaños en un parque infantil cercano a nuestro alojamiento, así que al pasar por allí, aprovechamos y entramos para que Sahara disfrutara de uno de los pocos momentos en que se ven niños jugando en la calle. Como de costumbre, se integró rápidamente en el grupo, y hasta consiguió alguno de los regalos que es costumbre repartir en los cumpleaños de esta parte del mundo.
Proceso de vaciado en una de las esclusas. En la imagen de abajo, el nivel del agua en la esclusa donde se halla el barco ha bajado, mientras que el de la derecha subió para recibir un nuevo buque. |
También aprovechamos
para conocer las esclusas de Miraflores, algo que no hicimos en nuestras
anteriores estancias en la capital panameña.
Estas son unas de las compuertas
que regulan el tráfico marítimo en el famoso Canal de Panamá, haciendo subir o
bajar el nivel del agua en los canales para equilibrar la diferencia de altura
de los océanos Pacífico y Atlántico, que ronda los 26 metros.
De esta forma, cuando uno de los grandes
cargueros que transitan continuamente entre los dos mares se introduce en la
esclusa desde el occidente pacífico, esta se cierra y hace bajar el nivel de
las aguas unos cuantos metros, para que el barco salga por el otro lado a un
nivel más cercano al que encontrará a su salida hacia el oriente atlántico. Luego
el nivel vuelve a elevarse para que un nuevo buque pueda realizar el paso sin
tener que rodear el continente por el temido y peligroso Cabo de Hornos.
Nosotros observamos
el proceso durante el paso de un par de grandes mercantes antes de volver a la
ciudad, a unos 10 kilómetros de distancia, para lo que pedimos a otros visitantes de Miraflores si nos podían llevar, y resultaron ser miembros de la comitiva española de la Cumbre Interamericana, o sea, vasallos de Rajoy que nos acercaron a la terminal de autobuses de Albrook para coger un metrobús que nos acerque a la zona vieja.
En uno de nuestros
muchos desplazamientos por el centro urbano, cuando nos dirigíamos a los
cuarteles del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT) a tramitar un permiso
para visitar de nuevo el Parque Nacional Darién, tuvimos la suerte de observar la
migración de rapaces desde el propio metrobús.
Una vez más pudimos disfrutar de
un cielo totalmente cubierto de aves de presa (principalmente Cathartes aura, Buteo swainsoni y B. platypterus) que, al igual que ya habíamos
visto durante un par de meses en Veracuz, México, se dirigen al sur durante su
migración otoñal. Cada año, entre agosto y noviembre, unos cinco millones de
aves planeadoras de distintas especies realizan un viaje de miles de kilómetros
entre sus cuarteles de cría en America del Norte y sus áreas de invernada en el
sur del continente. El caso es que hoy, probablemente debido a circunstancias
climáticas, vuelan a baja altura sobre Panama City, pasando entre los rascacielos
y casi rozando los vehículos que transitan por sus calles. Y nosotros las
disfrutamos todo lo que podemos.
Para saber más acerca de esta migración, podéis visitar el siguiente enlace de nuestro blog:
Veracruz, Río de Rapaces. Un paraíso para los amantes de las aves de presa
Para saber más acerca de esta migración, podéis visitar el siguiente enlace de nuestro blog:
Veracruz, Río de Rapaces. Un paraíso para los amantes de las aves de presa
El día 21 de octubre dejamos la ciudad por unos días, camino de Metetí y del Parque Nacional Darién, otro de los lugares que merecen una segunda visita dentro de este viaje americano.
Más información sobre la capital panameña, el canal y sus alrededores en antiguas entradas:
Panamá. La ciudad, el canal y sus alrededores
Otra vez en Ciudad de Panamá. Isla de Taboga
Álbum de fotos:
Montando redes |
Algunas capturas |
Desenredando |
Correcta forma de sujetarlos para extraerlos de la red sin recibir un mordisco |
A punto de liberar |
Artibeus watsoni |
Trachops cirrhosus |
Este es un macho |
Artibeus watsoni |
Artibeus jamaicensis, el más abundante |
Artibeus phaeotis |
Bosque |
Hongos |
Leptophis depressirostris |
Engystomops pustulatus |
Engystomops pustulatus |
¿? |
Sahara con una de las pequeñas ranitas |
Jugando en el parque |
De colada en un cumpleaños |
Corte de rollo cuando intentaba sacar una foto del rodaje de una película sobre la vida de Panamá Al Brown, famoso boxeador panameño de principios del siglo XX |
Al final saqué una foto igualmente |
Serpiente bejuquillo verde:
Procesando murciélagos:
De migración de rapaces en la ciudad:
Que bueno chicos, gusto conocerles. Ya saben en Panamá tienen un amigo, que les extenderá la mano en lo que pueda... gusto saber que están bien y avanzando por mas aventuras.... envidia pero de la buena... un abrazo al Shara igual para ustedes...ate.. Eric Donoso
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